Bien todo en esta vida se
suele repetir y la segunda vez no fue tan fácil eludir a Carlos.
Pero aun me dejo cosas en la pluma o en el tintero.
Carlos es uno de esos
individuos, que no es mas tonto porque no se entrena. Vive aun
instalado en su barroco mental de la autoridad, puro siglo XVII, en
su ética de las cosas son como deben ser.
El en fondo es
irreflexivo, pero me costó tiempo lavarle la lana. En el momento en
que me negué a mediar en los oscuros intereses que pudiera tener en
su empresa. Inició un sibilino acercamiento. Fueron varios
encuentros casuales, en ellos intentaba darse aires hacer muy
importante su papel e intentar por todos los medios saber como se
desarrollaba el análisis de su empresa.
Primero fueron
insinuaciones y como yo hice ver que no me daba por enterado pasó a
la pregunta directa.
Oye tu: Ese tío que ha
mandao tu gabinete de consultores a mi empresa, se esta pasando de la
raya.
Hombre Carlos estás
tocando un tema que desconozco totalmente, que es más tengo
totalmente prohibido inquirir o preguntar. Es una conducta ética que
forma parte del código de mi empresa.
No se quien os atiende.
Se que pedisteis una intervención y yo por la amistad que tengo
contigo y tu familia, debí negarme, es lo más justo, lo más
equilibrado. Por ignorar, ignoro que equipo lleva el trabajo.
Mentí deliberadamente.
Son gajes de oficio, alguna vez me había encontrado en la situación
de tener que negar a un cliente o a un conocido una información
vital (para él se entiende) por ejemplo jurar por teléfono, que la
salud financiera de alguien no revestía gravedad cuando sabía que
nuestro departamento legal estaba presentando el concurso de
acreedores.
Es muy duro, pero es así
la ética del secreto impide desvelar nada en absoluto de los estados
contables de un cliente es secreto profesional y se supone que es una
cláusula que puedo y debo esgrimir ante el juez.
Yo ya sabía que le
estaban haciendo la cama, que su hermana y su cuñado hartos de su
forma clerical y cardenalicia de ejercer el mando, habían pactado
con un socio en ciernes. Un grupo financiero, que tenía prenda sobre
un paquete de acciones del negocio, el barrer a Carlos del consejo,
por una única razón; su oposición sistemática al desarrollo
sensato y sostenible.
Puse mi mejor cara de
poker y añadí ¿ Qué pensarían de nosotros? Si se supiese que
vamos comentando por los mentideros empresariales tal cosa o tal
otra.
Imagina que podría
suceder si por un casual te dijese que una cadena de grandes
almacenes prepara un ERE, o si te contase los movimientos de
tiburoneo que se deben estar produciendo entorno a una conocida firma
de alimentación que no pasa por su mejor momento. Comprendes...
No comprendió por
supuesto, no entendió, que los ejemplos buscados por mí eran una
forma de indicar con el dedo de forma muy discreta su situación. Es
cierto, que al tonto le señalas la luna y se queda mirando el dedo.
-¿ Es cierto que tu
puedes saber cosas así? Preguntó.
- Cierto y para que no pueda aprovecharme de ellas tengo a disposición de mi empresa los movimientos de mi cartera de valores. No puedo comprar vender o especular con activos financieros que tengan relación con nuestros clientes.
- Pues vaya yo ya me hubiera hecho rico comprando a nombre de mis hijos o de mi mujer participaciones en empresas viables que pasan un mal momento.
Creí por un momento que
había captado su situación “pero que si quieres arroz” su idea
del lucro fácil, le impedía ver que era el chivo propiciatorio,
que tarde o temprano recibiría una invitación a vender su parte del
capital, y que sería en eso que eufemísticamente se llama -una una
oferta que no podrá usted rechazar-.
Por lo que supe, quince
días después de nuestra intervención, que recomendaba un nuevo
dimensionado de la empresa (o una reducción de la actividad hasta la
capacidad financiera real o un aumento del capital dando entrada a
nuevos socios) le ofrecieron vender y vendió.
Pues bien Carlos o no
recuerda o no quiere recordar esto que sucedió hace cinco años,
Carlos ignora todo esto, será una amnesia voluntaria, será un
trauma asociado a un época que desea olvidar.
El otro día me paró,
salía de la sede del partido. Me habló maravillas de lo que harían
en un futuro, Era otra vez el camarlengo el Richelieu. Como puede ser
posible que no recuerde, como se puede ser tan torpe. En fin es
miembro de la ejecutiva provincial seguro que en el próximo
trimestre figura en el equipo del secretario general. Ya sabes si
necesitas algo...
Y me lo dice a mi, manda
uebos, a mi, que he odiado siempre los apaños bajo mano y el sacar
tajada de ellos.
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