Carlos es el heredero de
una saga de editores impresores. El abuelo había sido el primer
impresor del país en imprimir a todo color. El padre de Carlos al
rebufo del trabajo del fundador de la empresa, había iniciado la
labores de editor.
Ya no se limitaban a a
imprimir, también elegían títulos y textos autores para encargarse
de todo edición distribución y venta.
En un estado monolítico y dictatorial era un negocio relativamente fácil. Solo había que no turbar al régimen y se ejercía casi en monopolio. Aprovechando la calidad gráfica obtenida por el abuelo, habían escogido un segmento de las artes gráficas, con poca competencia. Editaron y bien, libros de arte, de medicina. Estos últimos se vendían por correo solo a doctores titulados. Cosas de la censura que consideraba erotismo las votos de una vagina o de un pene, aunque tuviesen una malformación o un chancro. Era literatura reservada y más de una vez en los tiempos duros habían tenido que soportar inspecciones de la censura.
En un estado monolítico y dictatorial era un negocio relativamente fácil. Solo había que no turbar al régimen y se ejercía casi en monopolio. Aprovechando la calidad gráfica obtenida por el abuelo, habían escogido un segmento de las artes gráficas, con poca competencia. Editaron y bien, libros de arte, de medicina. Estos últimos se vendían por correo solo a doctores titulados. Cosas de la censura que consideraba erotismo las votos de una vagina o de un pene, aunque tuviesen una malformación o un chancro. Era literatura reservada y más de una vez en los tiempos duros habían tenido que soportar inspecciones de la censura.
Los libros de arte eran
la pasión de Carlitos, se extasiaba ante las láminas que
reproducían cuadros famosos. Tal vez por eso cuando terminó el
bachiller hizo Bellas Artes y terminó con un Doctorado en Historia
del Arte y concretamente La Pintura Barroca.
Yo siempre intuía, que
lo de amar la pintura barroca no era algo gratuito en él; que
respondía a lago mas profundo, si me fuerzas diré, que le veía algo
camarlengo de eminencia reverendísima. Un trasunto de poder
absolutista, propio de un Papa o mejor de un Richelieu o de un
Mazarino. Un hombre en definitiva tan temible por ambición como por
su saber ocultar sus intenciones.
Supongo que era eso lo
que a mi me hacía estar permanentemente en guardia. Lo barroco de su
concepción de la vida. Carlos quedaba anclado en el siglo XVII, ni
la ilustración ni mucho menos el liberalismo tenían cabida en su
pensamiento. Era un déspota, un ser al que todos le debían algo.
Por eso cuando entendí
que pretendía de mi, aproveché la menor circunstancia para
enfrentarlo con una realidad tan cruda, para la que me constaba no
tenía preparación alguna ni posibilidad de supervivencia. A fin de
cuentas era la negación de todo lo que representa la época barroca
en cuanto avance científico e intelectual. Los cuadros la pintura permanecieron estables en su estilo mientras nacía el procedimiento científico. Cuando descates, post mortem lanzaba su bombardeo a la escolástica. Carlos estaba fuera de lugar.
Por eso cuando me
llamaron de dirección para que me hiciera cargo del trabajo de
análisis en su empresa me negué. El director se quedó sorprendido:
-Si claro, ha debido
oír a mi madre, ironicé. El señor Carlos Lázaro de Lázaro asociados es
desde antiguo amigo mío, como lo es su hermana y su cuñado que
figuran como accionistas principales en la firma. Por eso no puedo
hacerme cargo del caso, una norma ética de nuestro negocio así lo
exige.
-Ha claro siendo así
no hay nada que se pueda hacer.
La firma para la que trabajo, vistos los
escándalos surgidos en América con firmas de consultora y
auditoras. -El más celebre- terminó con la disolución judicial
de la empresa, recuerdan Arthur Andersen una empresa en que la
división de asesoría financiera y fiscal. Enseñaba a la su cliente, Enron, a engañar a los auditores de la misma firma. Los encargados de certificar la calidad y exactitud de las cuentas de la
casa.
Por eso nuestra firma de asesores
decidió prohibir toda la relación profesional con empresas de familiares
amigos. No solo eso, se prohibió que el mismo equipo de auditores
trabajase para la misma empresa durante dos ejercicios seguidos y ni
siquiera podía intervenir en empresas escindidas o vinculadas al
grupo.
Así que por el momento
me libré de las garras de Carlos, pero no todo sería soplar y hacer
botijos. Yo tenía y tengo un recuerdo claro, algo que en Carlos
parece haber desaparecido por completo.
¿Amnesia de interesada?
O paramnesia producida por los acontecimientos que vivió.
Continuará.
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