Creo que han alquilado el
apartamento del fornicador nenaza. Bueno yo no sé como se llamaba. Así que lo
bauticé con algo que lo definiera. Es uno de los áticos, de la torre de más de
20 plantas, en la que vivo. Un enjambre un avispero, sobre todo cuando hay
reunión de la comunidad de propietarios; que cisco. Imaginad unos cincuenta
propietarios, de los casi 80 que hay -cuatro por rellano- y 6 en los áticos, aunque
algunos dueños tienen más de un piso.
Bien este pandemónium, era el
lugar donde ejercía, el fornicador. Era el anti-hombre, o mejor dicho el
anti-macho. Decía haber hecho un curso en La Bolsa de París, a mí me va a
contar. Que me salió el vello púbico en La Lonja.
Su técnica de ataque, era hablar
de sus fastuosas inversiones. Sus equipos de ordenadores; que le permitían estar
informado al segundo de los cambios y tendencias. Seis pantallas seis, como los
toros, me va a contar... Yo que sé por teoría y experiencia que no se puede
escindir la atención. Cierto que se puede mantener una información en la
periferia. Pero seis pantallas...
En fin con la idea de una
ganancia fácil fueron bastantes los incautos que entraron en sus redes. Luego
el nenaza tenía una especial afición a las hembras. Aquí no hacía distingos;
tanto si eran hembritas como hembrazas. Morenas o rubias que más da.
Una vez engatusadas, venía la
segunda parte. Se vestía de sensible poetastro, humano, delicado y decía
sufrir lo indecible por el tornasolado reflejo o cualquier otra culteranía boluda.
Ah se me olvidaba, este señor era
francés en España y argentino en Francia. ¡Qué merdé! Total que cuando tenía a
la victima alucinada, este bicho, esta mantis religiosa de la iglesia de la
banca. Saltaba sobre sus víctimas pero tejiendo una dependencia de ellas. De
allí lo de nenaza, un hombre atormentado con sus relaciones materno-filiales.
Un edipo irresuelto, un niño que intentaba anidar y lo conseguía en la mente de
sus víctimas.
El resto era sencillo, tocada en sus ansias maternales la hembra cedía. Me pasmaba ver como este Volpone transformaba el apetito de dinero de su víctima, en condescendencia carnal.
El resto era sencillo, tocada en sus ansias maternales la hembra cedía. Me pasmaba ver como este Volpone transformaba el apetito de dinero de su víctima, en condescendencia carnal.
Dinero y sexo dos hambres
naturales; que este señor manejaba como nadie.
Todo terminó, cuando cayó en sus redes una chica joven, que aun vivía con sus padres, ellos percibieron el estado alucinatorio de la hija. El padre tomó cartas en el asunto. Bueno en realidad tomó la escopeta de caza y se vino en busca del vividor. El trato fue claro, devuelve la pasta, ignora a mi hija y tal vez así, no cante la lupara...
En fin hizo las maletas y huyó dejando un reguero de deudas bolsillos escocidos y...
Total que hoy entra la nueva inquilina, lo sé porque vivo debajo.
Todo terminó, cuando cayó en sus redes una chica joven, que aun vivía con sus padres, ellos percibieron el estado alucinatorio de la hija. El padre tomó cartas en el asunto. Bueno en realidad tomó la escopeta de caza y se vino en busca del vividor. El trato fue claro, devuelve la pasta, ignora a mi hija y tal vez así, no cante la lupara...
En fin hizo las maletas y huyó dejando un reguero de deudas bolsillos escocidos y...
Total que hoy entra la nueva inquilina, lo sé porque vivo debajo.
Tendré que recomendarle que haga sahumerios
y desinfecte el piso no sea que quede algo de mal fario. Aunque si en vez de él
fuese ella una religiosa mantis... no se, no se, estoy tan solo, que quizás. Me entregaría
a ella.
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