Dicen que había un llano al pie
de la montaña donde llegaban turbulentas, las aguas del recuerdo. Dicen también
que en ese llano, tal como cambia la
vida de los hombres, cambiaba el curso y nombre de ese río. Dicen, que a partir
de la cascada era llamado Lete, o mejor Leteo.
Y cuenta la leyenda, que un trago
de sus aguas, producía una amnesia tan radical y tan profunda; que las almas
que allí bebían olvidaban todo, perdían todo rastro de memoria.
También dicen, que en Galicia
hay, junto a la frontera portuguesa, un curso de agua, El Limia que tiene
idénticas propiedades que aquel viejo Leteo.
Algo de cierto debe haber en ese
mito, que solo Décimo Junio Bruto se atrevió a afrontar. Sus soldados no querían cruzarlo por miedo.
Él lo cruzó y desde la otra orilla llamó a sus hombres uno por uno y por su
nombre. Lo que dejó probado que no se perdía la memoria por cruzarlo.
Dos veces he accedido a Galicia
por Ourense. Por el camino que lleva desde Zamora y pasa por cerca del Lago de
Sanabria. Es una ruta montaraz y no frecuentada por los turistas, por lo menos
no por esa especie Turis Estuarensis que suele llegar del centro y parasitar la
costa gallega. Mi destino suele ser Santo Estevo algo más al norte de Xinzo de
Limia el pueblo y lugar donde debió ocurrir este hecho.
Pero resumiendo. Lo que Décimo
Julio no sabía, es que por ese hecho y la posterior toma de Galicia sería
apodado Galaico. Ahora lo recordamos como; Décimo Junio Bruto Galaico. Esa era la maldición del río, nadie que lo cruce, puede dejar
de sentirse galego. Yo doy fe de ello.