Papi, papi dijo Luzbelita, tengo
que pasar por un departamento del infierno a recoger unos encargos y recibir
unas explicaciones del jefe de producto, ya sabes la nueva dirección de
ingeniería de consumo. Mefisto soltó un bufido sordo, le molestaba terriblemente
esa nueva nomenclatura, Ingeniero de Consumo, un diablo dedicado a encontrar
nuevas formas de pecado para el hombre, había que ser gilipollas ¡si señor! como
si la hombre hubiese que enseñarle nuevas perversiones. Pero era un padrazo y
no pudo menos que acompañarla.
Ah es el pozo de las ratas, un rincón especial
en que los diablos encierran a los déspotas a los tiranos. Se les deja ver su
fin, sucios malolientes, ellos que habitaron palacios inmensos que satisfacían
su gula y su lujuria con la misma facilidad que su avaricia para terminar como
Sadam o Gadafi en un zulo más parecido a una alcantarilla.
Al frente de esa sección del
infierno habían puesto unos decoradores de Hollywood. Tramoyistas del cartón
piedra y el poliestierno capaces de fingir palacios eso si con fecha de caducidad,
y todos con un aire propio del mejor tenebrismo español...
Son como el genio de la lámpara en el cuento
oriental. Capaces de ofrecer maravillas salidas de la nada, artistas unos
artistas, el que así hablaba era un diablo de 2º rango y le contaba esto a
nuestro viejo conocido Mefisto. Según explicaba producían decorados creíbles en
el extranjero (suponía que quería decir en la tierra).
Hitler, Mussolini, Ceaușescu y
tantos otros poseyeron palacios de oropel done recibían no solo la honra de su
pueblo también las condecoraciones de países "amigos".
Interrumpió las explicaciones
nuestro buen diablo para preguntar como se había desarrollado esta actividad
infernal. El diablo orgulloso de poder contestar a uno de los príncipes de
perdición dijo. Es sencillo reclutamos los mejores artistas, en nuestra nomina
figuran desde los diseñadores de pirámides, los aristas griegos y romanos; una
pléyade de pintores que trabajaron para los Papas... orfebres plateros joyeros,
tenemos una plantilla que domina todos los estilos del arte durante más de
cinco mil años. Nunca un emperador un
rey u papa o un obispo pudo tener tanto servidor y lo más divertido trabajan
gratis, tienen un horario indefinido y eterno. Afirmó con una carcajada, que al
no ser coreada por Mefisto quedó en el aire horrísona y rota.
¡Cuidado con ese barniz señor! Es el que empleamos en el acabado final, está
aun tierno, tiene por es un veneno creado por una de nuestras más veteranas
brujas, sirve para intoxicar de ambición de gloria, es por ello que cuando se
derroca a un dictador, los que le suceden son tan tiranos y crueles como él o
más si cabe. Ved los asesinos de Cesar, los cardenales que conspiraban contra
el Papa vivo para apoderarse del papado.
Mefisto se preguntaba, que
necesidad tenían en el infierno de mentirse entre los propios diablos. Como
podía creer ese cretino que la ambición del hombre necesitaba de algún toxico
para crecer, lo tendría que preguntar al consejo supremo aunque ya conocía la
respuesta. -Somos tantos los
diablos, que ha sido necesario crear puestos de trabajo totalmente inútiles
para tenerlos satisfechos y ocupados-. Es el mismo caso que los asesores de los
políticos en España y sus autonomías hay que multiplicar los puestos
centuplicar los gastos y de paso le ofrecemos un nuevo sufrimiento al hombre,
el paseador de instancias o instanciero que dicen algunos humoristas como Fraguas. Ese peregrinar de ventanilla en ventanilla de
departamento en departamento siempre en falta de una firma de un requisito. Lo
decía él el infierno se humanizaba a pasos de gigante. A ese paso pronto
tendrían jueces de vigilancia de condena, funcionarios de checa, presidios de
máxima seguridad, como si el infierno no fuese la mayor cárcel, como si la
tierra no fuese una condena desde la expulsión del Edén.
Habían llegado a la sección de
orfebrería civil, allí se diseñaban las principales condecoraciones cuya idea
se infundía después a los hombres, al frente de esa sección había un diablo
maestro en la ironía y el insulto solapado. Su gran éxito histórico había sido seducir
a el rey Jorge I de Inglaterra la creación de la La Honorabilísima Orden Militar del Baño,
después La Honorabilísima Orden del Baño.
Era una distinción que aludía al baño que se daba un caballero como símbolo de
pureza al ser armado como tal. Se suponía que hubo caballeros que solo esa vez durante
toda su vida usaron ese rito higiénico. Pues bien Inglaterra condecoró a varios
de los autócratas más sanguinarios con el grado de compañero de esa orden. Por
ejemplo a Ceaușescu el terrible dictador Rumano, pero eso si el humor inglés
hablaba de lavarse antes de pertenecer a tan reducida élite. Eso si hoy y en
España traída a cuento por el próximo destino de Luzbelita; habría que crear la gran Orden del Dornajo,
para tanto asesor y enchufado del gobierno. ¿Podría ella aceptar una misión
colateral a su encargo principal?
Continuará.