Por aquel tiempo yo ya era un
seguidor avanzado del maestro. Cierto que le molestaba mucho que lo llamasen
así, el prefería que lo llamasen dikha,
decía que era una palabra india que si mal no recuerdo se escribía así दिखा, Decía que el dika o dikha es el que muestra, no es lo mismo mostrar que
enseñar. Más tarde explicó la diferencia, el que enseña solo indica. Es como un
poste de carretera, indica direcciones en los cruces informa al viandante de la
dirección y la distancia que hay a su meta. Pero de la misma manera que el
poste, solo indica la distancia hasta la meta de nuestra peregrinación, el dikha
indica direcciones y vagamente distancias. Ante la perplejidad de los que le
escuchaban añadió:
El indicador, el que enseña, te informa del camino nada más pero ni te
habla de su dureza de su pendiente o de la mayor o menor dificultad que tiene
ese ruta. Id al próximo mojón y preguntad cuando llegareis a vuestra meta a ver
que contesta. Por eso yo no soy maestro solo el poste que en el camino indica la
ruta. No puedo ser maestro porque no se de vosotros, no sé si llegaréis, al
destino, o pereceréis en el, tampoco sé si ese es vuestro camino.
Decía eso mirando a dos polis dos maderos que deberían pertenecer a la
brigada político social. ¡Se les notaba tanto! Lo cierto es que el dikha
llamaba la atención y algunos fines de semana se juntaban entorno suyo medio
centenar de jóvenes. Lo que decidió a la autoridad competente vigilar
"discretamente" nuestras reuniones. Probablemente fueron ellos los
responsables de la desaparición, de la espantá que dio el viejo. Supongo que lo
amenazaron de acusarlo ante el TOP (tribunal de orden público) lo cierto es que
desapareció unos meses, para la mayoría estaba de peregrinación en Benarés para
otros solo andaba en una comuna hippie de Ibiza. Tampoco faltó el que lo
suponía en los sótanos de alguna comisaría. Luego muy luego el mismo me confesó
que había recibido unas sutiles indicaciones por parte de la autoridad. El
poder estaba preocupado por la posibilidad que en el grupo anidaran miembros de
la izquierda ideológica y criminal (eso según definición del propio comisario)
el ofreció su colaboración sincera con el poder, y eso unido a la muerte del
dictador sucedida ese mismo otoño alejó la presión policiaca sobre el grupo.
Pareció entender mi mirada de desconfianza y añadió. No había ningún
problema, para mi nunca hubo grupo ni equipo ni hice ningún tipo de
proselitismo. Por otra parte yo creía conocer que ninguno de mis oyentes tenía
la menor veleidad política, además si hubiera habido alguno, yo era el primer
interesado en erradicarla. Añadió con especial énfasis en sus palabras. Yo no
tengo ningún grupo, ni predico ninguna religión ni ideología, estoy abierto a
todo y a nadie hago distingo, soy el primero interesado en que nadie pueda
utilizar mi imagen como escudo como símbolo de nada. Reconozco que me costó
algún tiempo admitir que su posición era la correcta. Él funcionaba como un
poste indicador solo marcaba direcciones rutas. Solo para unos pocos fue
maestro, aquellos en que nos acompaño en una o más etapas del camino. Pero
tenía razón, el camino la totalidad de tu vía, se ha de recorrer en soldad,
puedes tener un ocasional compañero de viaje. Alguien que te oriente pero los
pasos son solo tuyos.
Recuerdo que en aquellos días ya lejanos, nos invitó a acompañarle en
misa, creo que los primeros sorprendidos fueron "los maderos". A mí
me sorprendió, como siguió el rito, conocía todos las oraciones, por supuesto
en latín, y parecía predecir los gestos del oficiante, el juntar las manos, la
oración con los pulgares e índice unidos la imposición de estas sobre la
ofrenda el presentar las palmas hacia delante...
Más tarde nos preguntó, al mismo tiempo que repetía con toda limpieza
algunos de esos gestos, ¿Qué os ha parecido la misa?
A mi lado uno en voz baja dijo: A que este no resulta un cura rebotao.
Pero la que obtuvo toda nuestra atención fue Paula, Que dijo:
¿Son Mudras verdad?
Por toda respuesta el sacó un libro muy usado, trataba sobre el arte y
la pintura románica y nos señaló varias pinturas en que la manos de Dios
parecían los gestos de la misa. parecían Mudras. Así me enteré que los mudras eran gestos
sagrados, asociados a técnicas de meditación, que configuran una parte del
yoga. Así que el oficiante católico, compartía gestos teatralidad con
ocultistas y masones ¡Sorprendente!
Gestos de protección concentración, a los que se les atribuye poderes
porque cierran circuitos nerviosos. No daba abasto mi credibilidad, resultaba
que las representaciones de los faraones egipcios, los rosacruces y masones
junto con los ritos católicos compartían posiciones de manos. El maestro vino
en mi ayuda, diciendo debéis separar el gesto hecho por un oficiante de la representación del gesto en el arte. Tienes
que pensar que la mano fue aun antes de la palabra, junto a la palabra y después
de esta forma de comunicación.
¿Quién no ha jugado alguna vez? a representar un caballo mediante el
trote simulado de los dedos. Seguro dijo mientras juntaba sus manos por los
pulgares al mismo tiempo que batía los dedos que cualquier hombre del pasado
actual o futuro entendería este gesto como una representación de pájaro. Por
eso hay que saber diferenciar la mano como creadora de símbolos. Algo propio de
los prelenguajes, la mano como representación de lo místico y la mano como herramienta
en el orden material y la mano como operador simpático.
En realidad el maestro no hacía otra cosa que hablar de los gestos de
las manos propios de la cultura hindú. Esta los divide en dos grupos los hastas
o gestos menores que suelen ser descriptivos y los gestos mayores o mudras simbólicos
que son los que muestran las deidades y los budas. Pero yo solo accedí a esa
información mucho tiempo después. Solo entonces el gesto que cuenta, sea
acompañando la palabra o el gesto que simboliza y une cosmos mente cuerpo y
pensamiento no tuvieron en mi conocer todo su valor.
Todo ese tiempo lo pasé como la mayoría de los occidentales atribuyendo
a determinadas posiciones de los distintos oradores que veía como el
conocimiento secreto de una casta de iniciados. ¡Qué lejos estaba de la
realidad! Los mudras, como el pensamiento, que según Platón es un diálogo
interno. Quedaron fuera de mi entender.
¡Hoy ya asumo, qué el mudra y el mantra son diálogos del ser con el
todo! Y que de la mano de la psicología son y perdón por la simpleza una
especie de llave de estímulo que por condicionamiento nos ha de llevar a otros
estados. Pero para llegar a eso era menester a la manera de los religiosos
hacer unos votos perpetuos con el saber y la conciencia.
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