sábado, 22 de febrero de 2014

De Neófito a Novicio.-



Por aquel tiempo yo ya era un seguidor avanzado del maestro. Cierto que le molestaba mucho que lo llamasen así,  el prefería que lo llamasen dikha, decía que era una palabra india que si mal no recuerdo se escribía así दिखा, Decía que el dika o dikha es el que muestra, no es lo mismo mostrar que enseñar. Más tarde explicó la diferencia, el que enseña solo indica. Es como un poste de carretera, indica direcciones en los cruces informa al viandante de la dirección y la distancia que hay a su meta. Pero de la misma manera que el poste, solo indica la distancia hasta la meta de nuestra peregrinación, el dikha indica direcciones y vagamente distancias. Ante la perplejidad de los que le escuchaban añadió:
El indicador, el que enseña, te informa del camino nada más pero ni te habla de su dureza de su pendiente o de la mayor o menor dificultad que tiene ese ruta. Id al próximo mojón y preguntad cuando llegareis a vuestra meta a ver que contesta. Por eso yo no soy maestro solo el poste que en el camino indica la ruta. No puedo ser maestro porque no se de vosotros, no sé si llegaréis, al destino, o pereceréis en el, tampoco sé si ese es vuestro camino.
Decía eso mirando a dos polis dos maderos que deberían pertenecer a la brigada político social. ¡Se les notaba tanto! Lo cierto es que el dikha llamaba la atención y algunos fines de semana se juntaban entorno suyo medio centenar de jóvenes. Lo que decidió a la autoridad competente vigilar "discretamente" nuestras reuniones. Probablemente fueron ellos los responsables de la desaparición, de la espantá que dio el viejo. Supongo que lo amenazaron de acusarlo ante el TOP (tribunal de orden público) lo cierto es que desapareció unos meses, para la mayoría estaba de peregrinación en Benarés para otros solo andaba en una comuna hippie de Ibiza. Tampoco faltó el que lo suponía en los sótanos de alguna comisaría. Luego muy luego el mismo me confesó que había recibido unas sutiles indicaciones por parte de la autoridad. El poder estaba preocupado por la posibilidad que en el grupo anidaran miembros de la izquierda ideológica y criminal (eso según definición del propio comisario) el ofreció su colaboración sincera con el poder, y eso unido a la muerte del dictador sucedida ese mismo otoño alejó la presión policiaca sobre el grupo.
Pareció entender mi mirada de desconfianza y añadió. No había ningún problema, para mi nunca hubo grupo ni equipo ni hice ningún tipo de proselitismo. Por otra parte yo creía conocer que ninguno de mis oyentes tenía la menor veleidad política, además si hubiera habido alguno, yo era el primer interesado en erradicarla. Añadió con especial énfasis en sus palabras. Yo no tengo ningún grupo, ni predico ninguna religión ni ideología, estoy abierto a todo y a nadie hago distingo, soy el primero interesado en que nadie pueda utilizar mi imagen como escudo como símbolo de nada. Reconozco que me costó algún tiempo admitir que su posición era la correcta. Él funcionaba como un poste indicador solo marcaba direcciones rutas. Solo para unos pocos fue maestro, aquellos en que nos acompaño en una o más etapas del camino. Pero tenía razón, el camino la totalidad de tu vía, se ha de recorrer en soldad, puedes tener un ocasional compañero de viaje. Alguien que te oriente pero los pasos son solo tuyos.
Recuerdo que en aquellos días ya lejanos, nos invitó a acompañarle en misa, creo que los primeros sorprendidos fueron "los maderos". A mí me sorprendió, como siguió el rito, conocía todos las oraciones, por supuesto en latín, y parecía predecir los gestos del oficiante, el juntar las manos, la oración con los pulgares e índice unidos la imposición de estas sobre la ofrenda el presentar las palmas hacia delante...
Más tarde nos preguntó, al mismo tiempo que repetía con toda limpieza algunos de esos gestos, ¿Qué os ha parecido la misa?
A mi lado uno en voz baja dijo: A que este no resulta un cura rebotao. Pero la que obtuvo toda nuestra atención fue Paula, Que dijo:
¿Son Mudras verdad?
Por toda respuesta el sacó un libro muy usado, trataba sobre el arte y la pintura románica y nos señaló varias pinturas en que la manos de Dios parecían los gestos de la misa. parecían Mudras.  Así me enteré que los mudras eran gestos sagrados, asociados a técnicas de meditación, que configuran una parte del yoga. Así que el oficiante católico, compartía gestos teatralidad con ocultistas y masones ¡Sorprendente!
Gestos de protección concentración, a los que se les atribuye poderes porque cierran circuitos nerviosos. No daba abasto mi credibilidad, resultaba que las representaciones de los faraones egipcios, los rosacruces y masones junto con los ritos católicos compartían posiciones de manos. El maestro vino en mi ayuda, diciendo debéis separar el gesto hecho por un oficiante  de la representación del gesto en el arte. Tienes que pensar que la mano fue aun antes de la palabra, junto a la palabra y después de esta forma de comunicación.
¿Quién no ha jugado alguna vez? a representar un caballo mediante el trote simulado de los dedos. Seguro dijo mientras juntaba sus manos por los pulgares al mismo tiempo que batía los dedos que cualquier hombre del pasado actual o futuro entendería este gesto como una representación de pájaro. Por eso hay que saber diferenciar la mano como creadora de símbolos. Algo propio de los prelenguajes, la mano como representación de lo místico y la mano como herramienta en el orden material y la mano como operador simpático.
En realidad el maestro no hacía otra cosa que hablar de los gestos de las manos propios de la cultura hindú. Esta los divide en dos grupos los hastas o gestos menores que suelen ser descriptivos y los gestos mayores o mudras simbólicos que son los que muestran las deidades y los budas. Pero yo solo accedí a esa información mucho tiempo después. Solo entonces el gesto que cuenta, sea acompañando la palabra o el gesto que simboliza y une cosmos mente cuerpo y pensamiento no tuvieron en mi conocer todo su valor.
Todo ese tiempo lo pasé como la mayoría de los occidentales atribuyendo a determinadas posiciones de los distintos oradores que veía como el conocimiento secreto de una casta de iniciados. ¡Qué lejos estaba de la realidad! Los mudras, como el pensamiento, que según Platón es un diálogo interno. Quedaron fuera de mi entender.
¡Hoy ya asumo, qué el mudra y el mantra son diálogos del ser con el todo! Y que de la mano de la psicología son y perdón por la simpleza una especie de llave de estímulo que por condicionamiento nos ha de llevar a otros estados. Pero para llegar a eso era menester a la manera de los religiosos hacer unos votos perpetuos con el saber y la conciencia.   

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