Comencé a tomar una vaga
conciencia de mi cuerpo. El alba, arrebolaba el horizonte y una tenue brisa
procedente del mar agitaba mis cabellos sobre la frente.
Estaba en la posición del loto,
con las piernas cruzadas, lo cierto es que nunca fui capaz de poner los pies
sobre mis muslos. El maestro decía que no tenia excesiva importancia la
corrección de la postura, el ásana, lo importante era conocer el objetivo del
ejercicio.
Esto no es una escuela de
contorsionistas de circo, le oí decir alguna vez. Comprendí que alguien me
había cubierto con una manta, que se solapaba por debajo de mi cuerpo con la
esterilla que usaba para hacer los ejercicios.
Mi vuelta a la consciencia del
cuerpo fue muy lenta, tan lenta como el desperezarse del sol que frente a mí se
entretenía aun en un edredón de nubes.
Entonces me di cuenta de su
presencia, lo que yo pensé que era brisa, era un soplo que desde mi derecha me
hacía el maestro. Me crucé con su mirada, me hizo un gesto de calma,
recuperarás toda tu conciencia somática despacio, no estaba seguro pero debía
haber permanecido en ese estado de meditación varias horas, una total ausencia
de mi cuerpo y un vagar de mi mente libre por el espacio indeterminado.
Cuando retomé toda mi conciencia
corporal habían pasado varias horas. Calculo que casi seria media mañana. Entonces
recordé la suave inducción de el maestro. Imagina la rosa en el jardín y sobre
ella una gota de rocío, brillante, como un cristal, como un sol, como un
pequeño cosmos, ve hacia ella... entra dentro... aprecia los aromas de la flor que la
sustenta. Y déjate llevar poco a poco... flotas en ese microcosmos. Te unes a él,
porque formas parte de él y el de ti.
Así déjate llevar... y toma la plena
posesión de tu conciencia de tu paz. En aquellos momentos me era difícil saber
si había alcanzado una meta, una vivencia en aquel estado, de ensueño.
Analicé mi conciencia sin
descubrir nada nuevo, al parecer todo había sido similar a un sueño.
Así se lo hice notar al maestro. El
sonriendo con dulzura dijo: Espera es pronto, tú has estado todo ese tiempo
leyendo en el libro de la vida. Pero aun no sabes que has leído, se tarda
tiempo en obtener la revelación.
Sigue esa práctica, notarás que tu emotividad se equilibra, poco a poco aprenderás a sumirte en un estado, de relajación, lo que se consigue con ello es una re-nivelación de las energías internas. Un colchón interno para soportar las tensiones diarias. Te he enseñado ese otro "yoga" en movimiento el control somático paseando. Los dos son caminos que te conducen al mismo sitio. El primero por el que acabas de pasar llena tu vasos de la fuente del prana (en sentido de la energía) con el otro procedimiento obligas a tu cuerpo a alinearse con la energía vital. En realidad la mente sobre tu cuerpo reacondiciona el equilibrio alterado por los perceptos.
Sigue esa práctica, notarás que tu emotividad se equilibra, poco a poco aprenderás a sumirte en un estado, de relajación, lo que se consigue con ello es una re-nivelación de las energías internas. Un colchón interno para soportar las tensiones diarias. Te he enseñado ese otro "yoga" en movimiento el control somático paseando. Los dos son caminos que te conducen al mismo sitio. El primero por el que acabas de pasar llena tu vasos de la fuente del prana (en sentido de la energía) con el otro procedimiento obligas a tu cuerpo a alinearse con la energía vital. En realidad la mente sobre tu cuerpo reacondiciona el equilibrio alterado por los perceptos.
¿Y siempre tendré qué estar
pendiente de esos ejercicios para vivir?
¡Siempre, siempre! ¿Qué es
siempre? ¿Alguna vez has dejado de respirar? solo es eso una forma de respirar
que te pone en sintonía con el cosmos con la vida. Me respondió.
Tardé en entender el sentido y razón.
Tardé lo que se tarda en comprender que lo que suele alterar nuestro estado son
los perceptos, las emociones asociadas a ellos. Las reacciones del cuerpo a
determinado flujo de pensamientos.
Tiempo más tarde, a uno de sus
famosos ¿Y? yo mismo respondía a esa y otras dudas.
-He aprendido un sistema que
permite reequilibrar el cuerpo ante a tensión que produce la vida. He
conseguido que mi voluntad sobre el cuerpo termine por alterar el curso de mis
pensamientos-. Pero no entiendo bien el objeto.
Pacientemente el maestro dijo:
Hubo un tiempo en que los hombres estaban seguros de que el pensamiento podía
engendrar enfermedades, eso tuvo su mayor exponente con el psicoanálisis. Era
el calco pseudocientífico del mal de ojo, de la maldición, del castigo recibido
en vida por el pecado. Lamentablemente para los psicoanalistas la farmacia
descubrió los antibióticos, y toda la tramoya del invento se vino abajo. Podría
ser que un estado mental, un estado de excitación, produjese una situación en la
cual el organismo quedase con mayor exposición a los patógenos. Pero eso lo
arregló el antibiótico de amplio espectro.
Por si fuera poco la farmacia comenzó a investigar y producir a la par que sedantes, ansiolíticos. Los mecanismos de transmisión sináptica y su química eran cada vez más conocidos. Más accesibles.
¿Quien necesitaba reequilibrar su sistema nervioso, si podía -con una pastilla- producir o inhibir el neurotransmisor vinculado a un estado?
Es algo así como si el motor de un coche pierde aceite o el radiador pierde agua y por toda solución rellenamos los depósitos cada treinta kilómetros. No haremos otra cosa que tapar la consecuencia de la avería pero la pérdida de aceite se hará crónica hasta que al final no sea posible poner en marcha el motor.
Por si fuera poco la farmacia comenzó a investigar y producir a la par que sedantes, ansiolíticos. Los mecanismos de transmisión sináptica y su química eran cada vez más conocidos. Más accesibles.
¿Quien necesitaba reequilibrar su sistema nervioso, si podía -con una pastilla- producir o inhibir el neurotransmisor vinculado a un estado?
Es algo así como si el motor de un coche pierde aceite o el radiador pierde agua y por toda solución rellenamos los depósitos cada treinta kilómetros. No haremos otra cosa que tapar la consecuencia de la avería pero la pérdida de aceite se hará crónica hasta que al final no sea posible poner en marcha el motor.
¿Y... si no pregunté con malicia?
Solo
puedes tener a garantía de un correcto mantenimiento dijo, la entropía trabaja también
dentro de los seres vivos... pero hay formas y formas de vivir.
Pero lo que yo quiero saber es
cuanto se tarda en adquirir un cierto automatismo para alcanzar ese juego de equilibrios,
dije.
Eso siempre depende de la persona
y la práctica, pero pronto aprenderás a establecer un ancla.
¿Un ancla? y que es
Un ancla es un gesto una ligera
presión en un punto de tu cuerpo, que te permite quedar sujeto a un estado
emocional positivo. Al igual que el ancla sujeta el barco al fondo, algo así
como un botón... no como un apaga fuegos cuando tus pulsaciones suben cuando la
tristeza te asalta aprenderás a volver con rapidez a tu equilibrio.
Así que un ancla, y si el estado
ese incluye o se alcanza mediante pastillas o un porrete ya sabes... ¿me puedo
colocar con un ancla?
No sé yo nunca he fumado ni un
porro ni he consumido "sustancias"...
Y allí quedó la charla.
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