Por fin se terminaron Los Goya.
Me pregunto si no sería más justo hacer depender al cine del ministerio de
industria. A fin de cuentas el cine es eso una industria que crea riqueza y
puestos de trabajo. Nada más. Ayer aun oía a un peliculero lamentarse de la
diferencia de trato entre la industria del automóvil y sus subvenciones y el
cine. ¡Como se podrá ser tan carcamal? Tan chocho y senil o tan inculto. ¿Os imagináis?
a la asociación de fabricantes de coches, montando una especie de auto premios
Goya para elegir al mejor coche el mejor acelerador o el más bonito de los
ruidos de motor. Pues aun hay más pensar
por un momento que ahora los premiados o por premiar se auto-consideran una auto-ridad en la filosofía la sociología
se uto-motivan con ello y aprovechan su fiesta para sentirse arbiter elegantiae
y como aquel Petronio vivir en y con el régimen hasta que la defenestración les
hace sacar a la luz su Satiricón. Noo diríamos, ¡Señores lo suyo es fabricar
coches! Cubrir costos crear riqueza y servir de esa manera para paliar la
necesidades sociales.
Pues en el cine pasa lo mismo, tenemos
una industria del entretenimiento, que tomando prestado de la literatura de la música
unos elementos los reescriben en otro medio.
Por eso los peliculeros, solo son,
hábiles técnicos que ponen la obra de otros en un medio nuevo.
Probablemente es eso, el jugar a
adaptadores durante mucho tiempo, les produce una distorsión de la personalidad.
Terminan por creerse intelectuales, pensadores, filósofos...
Esa seguramente es la razón, el
vacio mental que tiene interpretar es decir -ser fiel a las ideas de otro- lo
que les produce la empanada mental. Así los vemos, cada año hacer campaña
contra el gobierno a favor del aborto contra la guerra... Pero hombre si a
ustedes se les da un premio por interpretar por traer a un medio las ideas de
otros. Nada más. ¿A qué viene ese deseo? de parecer algo. Miren señores el cine
o en el mundo del cine hay escritores intelectuales y filósofos. Pero no hay
más, porcentualmente hablando, que en la sociedad de la que proceden. Es decir
que con toda probabilidad no pasan del 10/00 de la
población. Por eso no es de recibo que la concesión de un Goya sea el
escaparate y momento para hablar del aborto la guerra o la economía.
El cine es como la máscara de teatro
de la fábula, aquella a la que la zorra dijo eres hermosa pero sin seso. Será
posible que alguna vez los premiados hablen de lo que se supone que saben.
Interpretar dirigir producir y mantenerse como miembros de la academia no pretender
ser el academio.
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