Mefisto andaba por los trasteros
del averno. Era un día que el viejo diablo se sentía taciturno, son cosas de la
edad pensaba, para a continuación sentir una preocupación rara. Edad que digo
si yo no tengo edad para mí el tiempo no existe.
El tiempo es una propiedad de los
sistemas. Y como otras propiedades; el peso la masa el color o el sonido, son
siempre interpretados por un observador. Son los otros los que me ven viejo,
porque cuando cuento cosas que he vivido se les imagina que pasaron hace mucho.
Pero no es así. Cómo yo les explico; el problema reside en su percepción, en su
mente. Ellos tienen la visión propia del que mira por un ajimez, que digo
ajimez por una saetera. Su percepción es la propia del que mira por un
colimador, esa ranura que usan los físicos para obtener un haz de rayos
paralelos.
Así se entiende, que su visión
tenga un ayer y un anteayer quizás tenga un mañana. Mientras se decía esto; se
hallaba frente al desván. Comprobó una vez más que para él la palabra trastero
no tenía sentido. Todo lo que abarcaba su vista era actual, puro presente, como
corresponde al eterno. Este pensamiento lo turbó unos momentos, porque Él -El
Eterno- era el otro.
Allí estaba todo, toda maldad y
toda superchería, todas las añagazas; que los diablos usaban en su faena. Los
soberanos solios, las mitras y las tiaras -solo herramientas hechas por y para el
poder y la gloria-. Los lujos el sexo, hechos lujuria y carne. ¡Bah! Chorradas,
aperos de los diablos destinados al trabajo de campo. Productos promocionales
para legos. ¿Pues mira tú! Si hasta un diablejo recién ascendido, había
propuesto al consejo, fabricar los ardides y los vicios en China, porque así
saldrían más baratos se decía.
Cuando oyó semejante propuesta, le
corrió un escalofrío desde la punta de los cuernos al rabo. ¡Quién era ese
estúpido? Bueno mejor dicho se dirigió al jefe de personal y preguntó, ¿Qué
quién cojones era el payo ese? La respuesta aun le dejó más sorprendido: Es el
tentador personal del jefe de gobierno.
Pero es un estúpido ¿no? Claro,
claro contesto el jefe de personal, nuestra política siempre trata de buscar el
diablo más idóneo para cada puesto. Aquí tengo el perfil del primero y
concuerda perfectamente. Según nuestros datos el citado jefe es un perfecto
imbécil, solo habla para deslumbrar y en consecuencia le corresponde y se le
asigna al diablo más tonto del erebo. Ya habrá apreciado su señoría, que su
estupidez está garantizada, como ha sugerido fabricar en China; cuando todos
saben; que el infierno tiene talleres en La India y Marruecos servidos por mujeres,
que nos deben salir muy baratas y además son luego usadas sexualmente por sus
amos y dueños...
Mefisto se tambaleó, como un jefe
de personal podía... todas las alarmas se activaron de golpe. El infierno, su
casa, su creación. El diseño de los padres diablos estaba siendo invadido por
los hombres, se estaba hominizando. Vivir para ver ¡Era increíble!
Claro que como buen diablo sabía
que la mente de los hombres, la mente que no el cerebro tenía un anclaje
virtual en la gran mente. Eso explicaba el común ideario de los hombres, el
hecho de que él el maligno apareciese en todas las culturas. Algo que un psicólogo
llamó el inconsciente colectivo. Pobres hombres creían en la existencia de un
ideario común para todos ellos independientemente de su raza y cultura. A
ninguno se le ocurrió que era fruto de las misma mente, pura resonancia, algo
tan tonto como comprender que dos motos funcionan de manera similar.
Y entonces se demudó, mira que
si... mira que si por participar de algunos aspectos de la mente humana los
diablos estaban infectándose de la necedad de los mortales...
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