Paso el tiempo con esa rapidez que adquiere cuando el futuro nos trae pejigueras.
Entre
averiguaciones al azar y un informe adicional del colegio centauro
averigüé algo más sobre Pablo; todo parecía indicar, que además
de la debacle de el partido había sido afectado durante un rifirrafe
en el aparato.
No
se sabía porque, ni a mi me importaba mucho pero parece ser que
Pablo mantuvo ideas contrarias a la facción ganadora. ¡Bendita
democracia! Que se sustituye por programas que nunca se cumplen y
solo representan el interés de minorías codiciosas que necesitan un
ególatra como líder.
Una
de las cosas que me enamoró de los centauros era su acefalía.
Cierto que había un consejo, pero también era cierto, que es una
cámara de la que lo forman parte por rotación todos aquellos
miembros que han demostrado una soltura en sus conocimientos.
No
tenía fin ejecutivo y entre sus atributos solo se nombraba el cuidar
la imagen de sus miembros. Nunca habían dado una rueda de prensa,
asistido aun programa de TV, ni mucho menos tenían capacidad
ejecutiva alguna. Y sin embargo el consejo tenía el poder de lo bien
hecho. La solvencia de una moralidad a toda prueba. Alguna vez algún
escritor iluminado había pretendido que los centauros eran hijos de
una raza superior, y depositarios de valores eternos. Pero tampoco
era cierto, el único objeto de los centauros es el individuo. Su
desarrollo y su crecimiento, y si alguna vez se presentaba a un
miembro en la sociedad o si se le llamaba para hablar de su
desarrollo solo había un motivo, el aprendizaje, a cuantas
narraciones del viaje a orco habré asistido.
Cuantos
neófitos han pasado por mis manos exactamente ciento veintitrés,
hasta Laura. Porque, el hecho de ayudar a manejar el pensamiento, no
autoriza a condicionar la cantidad contenido y grado de su
aprendizaje.
En
resumen, el ser centauro implica un respeto profundo al ser humano y
su libertad.
Pablo
llegó a la cita puntual y tal vez mas tranquilo. Traía La Biblia
que yo le había dejado, repleta de pos-it con anotaciones. Era
evidente que se había currado el Génesis.
Saludó
y sin más preámbulo dijo:
-
Esto de La Biblia a mi me parecía cosa de curas y meapilas, pero
tengo que reconocer que leída así como libro de historias tiene su
miga.
-
¿Entonces has encontrado alguna cosa destacable?
-
Claro y mucho, ahora veo que el capitalismo es mucho más antiguo que
lo que supone el marxismo. La concentración de los bienes en pocas
manos no es de ayer.
Nosotros
siempre lo ceñimos al industrialismo. Pero aun cuando no existía el
concepto de propiedad ya había explotación de los recursos de la
tierra por los ganados del patriarca.
Deduje
que se refería a Abraham y le pregunté:
-¿
Entonces un patriarca es un proletario rico ? Meditó un poco y
añadió:
-
Si eso se puede afirmar, proletario es el dueño de la prole. Y el
sueño del patriarca es ese, ser prolífico. Dar origen a un pueblo
innumerable como las arenas del mar incontable como las estrellas.
-
En ese tiempo el patriarca era el dueño de vidas y haciendas de la
grey, los rebaños, y todo bien de ese entorno. ¿Entonces que
sentido tiene la lucha de clases bastará cambiar el patriarca por el
estado y colorín colorado...
-
Un momento, que eso es simplificar mucho.
-
¿?
-
Puede que todo lo material sea del patriarca, pero no todo es de el.
Mira, dijo con un tono de afable tuteo. Hay una cosa que no es del
patriarca por mas que lo parezca.
-¿Y
es?
-
La palabra. Después del diluvio, algo en lo que me cuesta creer, el
hombre quiere hacer una torre. Babel, entonces Dios o la eterna
sabiduría como tu la llamas confunde las lenguas.
Confundir
las lenguas equivale a confundir las ideas, para confundir las ideas
es necesario que haya y que haya pluralidad. Yo creo que aquí, se
me había pasado por alto un hecho y derecho de propiedad humano.
La
palabra la idea, el pensamiento. ¡Mira tú! Años defendiendo el
derecho a pensar y lo que es lo mismo el derecho a la educación, y a
la libertad de pensamiento, y ni se me ocurrió mirar un argumento
tan contundente como este. La libertad de habla de pensamiento y de
generar un cultura es propiedad del hombre por castigo divino. Dijo
riendo, anda que se le suelto eso al cura de mi mi pueblo y me
excomulga...
En
este momento, se quedó vacilando un poco, como si la nueva
perspectiva le produjera cierta desazón. Le dejé transitar unos
momentos por ese terreno de arenas movedizas. Su cara, reflejaba la
angustia, del que se halla ante un descubrimiento que no es capaz de
asimilar. Al final salió por la tangente y dijo:
-Sabes,
tienes que venir al sindicato a explicar esto mismo que me has dicho
a mí.
-
Contesté con una carcajada pero hombre Pablo tu sabes o deberías
saber que eso es imposible. No entra dentro de la norma y no entra
por dos razones.
1ª
-Si yo formo a todo un sindicato juntos y a la vez solo obtendré
clones. Una mala imagen de mi. Eso no es bueno.
2º
– Este conocimiento no se da en forma de curso, no es posible hacer
un contenido de confección en diversas tallas. Exige la charla y la
enseñanza personal.
¿Sabes?
Cualquier compañero tuyo podría haberse fijado en otra parte de La
Biblia, y tener hallazgos tan interesantes como los tuyos. Y si estás
de acuerdo en que el pensamiento ha de ser libre y propio, patrimonio
intelectual del hombre, hay que enseñarlo individuo a individuo.
Para evitar hacer malas copias, a mi no me está permitido ni
siquiera tener a mi cargo otro neófito, que provenga de ti.
Pero
tu si puedes formar a algún camarada, y ese a otro y el otro a otro.
Será suficiente que cuentes con media docena de conocedores en el
oficio de pensar para que luego en los debates del grupo se note una
mayor energía y un mejor tratamiento de la profundidad de los temas.
No
se porqué me pareció que la idea de un ejercito de clones no le
desagradaba. Por eso le recalqué, conservar la cabeza fría, cuando
todos la pierden, tener siempre la confianza en ti, saber que tu
mente ve caminos donde los otros solo ven espesura y confusión.
Saber esperar en el sitio donde las mentes de otros pasarán.
Negociar a largo ocultando lo importante para sacarlo en su momento.
Si puedes hablar con la multitud y preservar tu integridad, o andar
entre empresarios arribistas y políticos venales y no cambiar tu
manera de ser. Esa es la meta del camino en que te hallas.
Había
junto a notros una planta llena de caracoles, yo me entretenía en
tocar sus cuernos con una pajita y contemplar la rápida reacción de
repliegue.
-¿Porqué
haces eso? Preguntó.
-Es
muy sencillo hay una ley que los economistas y los políticos
desconocen, y sin embargo es una ley animal que se puede observar
hasta en los moluscos. Mira cuando los toco recogen su cuernos con
rapidez, si el estímulo es muy fuerte todo el caracol se protege en
su concha. Observa tarda mucho más en volver a salir que lo que le
cuesta esconderse. Eso es igual para el hombre, cuando siente una
amenaza cuando nota un riesgo se retrae, por eso un mercado de
consumo, un mercado laboral tarda mucho más en recuperarse que lo
que tardó en crecer hasta allí. No creas al que vende futuros que
se recuperan como autómatas. La confianza de la gente la confianza
en el ciclo de producción puede perder en meses lo que tardó años
en conseguir. Y lo que es peor le costará mucho recuperar el nivel
anterior a una crisis.
Te
he traído, una historia, una fábula la de la cigarra y la hormiga,
es tu próximo tema.
Nos
despedimos. Parecía tener prisa para poner en práctica sus nuevos
hallazgos. Cuando ya se alejaba le dije:
Ten
cuidado no te pase a ti como al caracol...
Se
rió.
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