martes, 14 de octubre de 2014

En la Montaña II


No creí que nos habíamos alejado tanto del pueblo y del hotel llegamos pasadas la cuatro y media de la tarde. Tampoco el mal tiempo nos hizo acelerar el paso.
Cierto que la temperatura habría descendido su media docena de grados. Cierto que en algunos sitios, los pequeños cauces de agua, mostraban su condición de torrenteras.
Hubo un momento, en que el agua, que ya desbordaba los cauces y había cubierto un paso; más gallipuente, que pasarela. Nos creó alguna dificultad, lo pasé de una zancada no sin mojarme los bajos del pantalón y ofrecí mi mano a Laura para tirando de ella ayudarla a saltar.
Como os contaría yo, ya se sabe que las mujeres suelen exagerar las dificultades que tiene para ellas un obstáculo en el camino, a pesar de saberse muy capaces de superarlo. Cuando al final tiré de ella hacia mi se dejo llevar, tan bien que terminó en mis brazos. Fue un juego animal de ampárame te amparo. Algo en que deben entrar en juego las hormonas y vaya usted a saber que... Lo cierto es que volví a tener esa sensación de gusto inexplicable y que no tiene nada que ver con el sexo... o tal vez si el sexo comience en ello.
La consecuencia es; que hicimos el resto del camino juntos, sin separar los cuerpos y con las manos enlazadas por debajo de los impermeables, con la cesta de las setas tapando nuestras cabezas y saltando charcos como niños. Si me ven los que me creen un hombre serio...

Llegamos al albergue aun en plena resaca del nuestra inmersión en el logos. Sones lejanos de música y una sensación general de libre gozo. A mi, en mi experiencia individual, la salida de ese estado es un tiovivo de sensaciones reforzadas. El rumor de la lluvia. Nuestros pasos en los charcos. Los colores limpios de las plantas. El olor de la chimenea de la casa, olor a leña y cocina olor a hogar olor a casa.
La tarde transcurrió placida, en una serie de conversaciones superpuestas, un ir y venir de palabras como en una marea. Hay veces que las olas del lenguaje se asemejan pero lo probable es que nuestro cerebro ya esté en otro sitio en otro tema.

Sabes. Ayer, en la calle, un bendito de Dios, un beneit como se dice y usa en Cataluña me ofrecía un tríptico con explicaciones sobre La Biblia.
Como ya me conozco el percal lo rechacé firmemente. El me argumentó ¡qué era gratis!
¿Desde cuando una ideología es gratis?
Una idea en el sentido de ideario es algo que mueve a obrar, que compromete, por eso no puede ser gratuita.
Tal vez su cortedad, su falta de comprensión de lo que yo soy, le hizo pensar y hasta orar por mi y por mi alma.
-Todas las religiones usan benditos, para comunicar su mensaje. Dijo Laura mientras sus ojos indicaban que estaba aun lejos del hotel y de la hora.
-¿Quieres decir? Que para hacer llegar las ideas todos todos usan borderline. -Uf yo no he usado ese término; si creo que aun no se han puesto de acuerdo los especialistas para definir esa enfermedad.
-Jo hablar contigo Laura es hacerlo con un manual de diagnóstico.
Eso, acercó a mi amiga a la realidad hablada, y de rebote a la realidad sensorial.
-Soy una educadora y la precisión de lo que se comunica es condición necesaria en mi oficio.
Íntimamente contento por su reacción argumenté:
Yo no me refería a una inestabilidad de carácter o de personalidad lo que quería expresar es lo lábil que resulta el razonamiento en esos señores que nos vienen a hacer propaganda que no publicidad de determinados supuestos.
-¡Que diferencia hay entre publicidad y propaganda?
-La publicidad nos vende o al menos lo pretende vender cosas objetos productos. La propaganda pretende vendernos ideas conductas y a la larga una ética.
-¡Ah vale! Así si lo que quieres decir es que el vendedor de ideas debe estar enamorado de ellas y para que esto suceda no debe plantearse su contenido y consecuencias.
-¡Si eso es! El propagandista, no debe dudar de la excelencia de su propuesta.
La conversación languideció unos momentos. Yo ya me daba cuenta que ella recuperaba su lógica la contundente lógica de Laura, por eso esperé.
- Sabes añadió unos minutos más tarde, deberías crear el partido de los hombres bermejos.
- ¿Porque bermejos!
¿No era ese el color del pelo de Judas?
- ¡Ah pelirrojo! Te refieres al color que se les atribuye a los traidores.
- ¡¡Exacto!! Si fuera cierto; Bruto por ejemplo, le hubiera parecido pelirrojo a Cesar.
- ¿Pero dime? A que viene eso del partido de los hombres bermejos.
- Bueno si tu planteabas hace un momento que la venta de la una conducta o una ética ¿cómo lo has llamado?
-Propaganda las ideas se difunden con propaganda. -Dije con una sonrisa y un deseo ardiente de saber que relación tenían los borderline con los pelirrojos-.
Pues eso que para propagar una idea en beneficio propio solo se puede contar con ingenuos borderline o bermejos.
- ¡Ah! Claro dije intentando dar apariencia de estar convencido. - Comprendía que Laura se hallaba en esa fase de vuelta de la meditación profunda en que las conexiones lógicas están inconexas, un periodo que se algunos llaman creatividad.
Mucho mas tarde en el comedor del hotel Laura me hizo una seña, con los ojos me indicaba que prestara atención a una pareja mira mira parecían decir.
-Seguí la linea de su mirada y vi a una pareja ella era una mujer mayor que aun lleva con gala los pasados esplendores. El un hombre tal vez algo mas joven. Vamos un hombre a juego.
-Los has visto, dijo, si una pareja dos personas mayores que llegaron al hotel poco después que nosotros.
- No no me había fijado mucho en ellos.
- Ayer estaban viendo la tele en el salón que hay junto a la cafetería. ¿No te diste cuenta?
-Si aunque ya sabes que no me fijo mucho en la gente.
-Mírala con detalle, su ropa sus collares anillos y pulseras. A ver que te parece.
Por suerte (los encargos de Laura se deben cumplir siempre) la pareja pasó por nuestro lado lo suficientemente cerca como para poder “hacer la foto”.
- Si, es cierto creo que lleva siete collares cinco pulseras en la muñeca izquierda dos en la derecha tres anillos y dos alianzas. El pelo es teñido, debe estar cerca de los setenta con idea de aparentar cincuenta y varios. Usa una prótesis dental inferior sujeta a los incisivos. Eso es lo que me da una pista sobre su edad.
Laura se tapó la boca con la servilleta para disimular la carcajada.
- Bueno menos mal que no te fijas si te llegas a fijar me dices el color del tanga.
-¿Ah eso tambieén?
-¿Ahora dime que ves en el?
-Es un hombre musculado, mayor, pero más joven que ella, y viste no se con anillos y pulseras debe ser un signo de casta.
-Ya veo, que te despierta menos interés que ella.
-Oye que porque me has pedido que mirara que si no -invisible-.
-Ya ya...
-Sabes de sobra que me encantan las nalgas de chica pero te juro que tu amiga esta fuera de mi espectro de interés.
- Vale vale te cuento. Llevan los dos ropa de marca, el usa Azzaro y ella creo que Paloma Picasso. El también usa pulseras y anillos. Se nota que viste al gusto de ella o mejor dicho que es ella la que lo viste. Probablemente es una madam o madama que se debe decir en español. El es su mantenido.
Cielos lo que hace la sutileza centaura en un cerebro de mujer...
-¡Y como sabes eso?
- Fácil mira como se mueven como lo acaricia ella, es su mascota su perro.
Uf otra como esta y dimito de tutor en el gran consejo centauro.





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