En la puerta del laberinto, Ariadna me había dado una moneda. Parecía un dracma, en su cara figuraba el mochuelo de Atenea, en su cruz solo una letra Π, pi es la razón de la circunferencia y su diámetro, en realidad un decimal eterno. Nunca recordé mas allá del 3,14 16. Pero mi calculadora de bolsillo aplicaba un número con treinta decimales y podrían ser más muchos mas hasta el infinito y uno mas allá.
La
clave de la sabiduría es pi. La sabiduría era la cara del mochuelo
de Atenea, su clave la razón la que se obtiene al dividir un círculo
por su cuerda mayor, cualquier círculo por su mayor cuerda.
3,1415926535897932384626433832795
Esa
era la clave del laberinto, tomar siempre la entrada a la derecha 1 4
1 5 9... tenía que ser a la derecha porque el laberinto es una
fracción en un todo. Si hubiese contado a la izquierda es evidente
que contaría laberintos pero no callejones.
Tomé
una antorcha, la encendí, y penetré con ella iluminando el
pasadizo, en el suelo quedaron los fósforos que usé para prenderla,
y me perdí por el lúgubre camino seguro de mi serie 1 4 1 5 9 2 pi
simplemente pi.
Durante unos segundos creí haber alcanzado el centro, pero no seguro que era una ilusión. Seguí vagando por el inframundo, en algún sitio me sorprendió el olor de la fiera, orina y heces de toro. Pero al minotauro no lo vi.
Durante unos segundos creí haber alcanzado el centro, pero no seguro que era una ilusión. Seguí vagando por el inframundo, en algún sitio me sorprendió el olor de la fiera, orina y heces de toro. Pero al minotauro no lo vi.
La
antorcha se acababa su llama chamuscaba mis dedos, eso no
representaba ningún problema tenía otra pero era la que me
garantizaba el salir. Conté hasta nueve el último hueco que marcaba
mi serie, y cuando tenía que decidirme si encender la segunda
antorcha para regresar o si me aventuraba más allá, un chisporroteo
del la corta tea me quemó los dedos y la dejé caer.
Se apagó en el suelo paro antes de apagarse, aun pude ver una caja de cerillas junto a ella; allí en el suelo, la caja de cerillas que emplee para hacerla arder. Se hizo la tiniebla mas espesa pero allí un poco a la derecha vi un claror incierto.
Se apagó en el suelo paro antes de apagarse, aun pude ver una caja de cerillas junto a ella; allí en el suelo, la caja de cerillas que emplee para hacerla arder. Se hizo la tiniebla mas espesa pero allí un poco a la derecha vi un claror incierto.
Esa
era la entrada. Sentada en una roca, Ariadna dibujaba en la tierra,
esta fórmula:
xn
+ yn
≠
Zn
Algo
parecido a la conjetura de Fermat siempre que n sea mayor que dos. Lo
que en términos vulgares significa que si la suma de de las áreas
de dos cuadrados construidos sobre los lados menores de un triángulo
rectángulo son igual al área del cuadrado mayor las capacidades de
los cubos construidos de parecido modo no cumplen esa condición.
Ariadna trazaba el plano de una ciudadela y sus aljibes para su munición...
Ariadna trazaba el plano de una ciudadela y sus aljibes para su munición...