domingo, 24 de noviembre de 2013

Anna Vila dice pas de douleur



He salido a ver la viña que hay detrás de mi casa. Anna Vila me ha invitado con sus palabras, tiene razón ya no queda herrumbre en las viñas. Solo sarmientos esperando el podón, mas no queda allí la cosa, luego esperarán la lumbre para dar a la carne un aroma entre ahumado y caramelo. A la carne la regará el mismo vino que nació de la uvas que crecieron en sus pámpanos.

Un vino joven de color cereza fuego y la carne cualquier cosa traída del super, pollo conejo y hasta cordero. Pero no habrá chorizo criollo, ni matambre, ni entraña.

Esta mujer se empeña en haceme pampero, a mi que tengo el tuteo presto y nunca voseo.

Pues mira yo le haré un corazón desierto, latifundio del viento, donde las hierbas se ondulan como un mar sin barcos yerto. ¿Porque tengo esa imagen equivoca?  No sé, supongo que porque escribe en francés, el francés es como un viento, una lengua para susurrar, por eso deben creer los gabachos que es la lengua del amor. Pero no es cierto el amor es... usa el lenguaje de los sordomudos. El amor siempre son gestos.
He vuelto de la viña pensando en ello. Ya en franca noche, con dificultad para orientarse, para ver y sin embargo pensando en el amor. Claro el amor es ciego, el amor es un cupón te toca lo que te toca, no hay terminación ni reintegro. Ya está un solo premio un solo sorteo.

He vuelto al paso cantando entre dientes algo de Édith Piaf. Algo con una erre gutural, hubo un momento en que creía que el amor era lo que cantaba la Piaf. Después pasé al magreo tango argentino, un coito interruptus perpetuo un pasar a la pareja como una gran pastilla de jabón mientras la voz pesimista desgrana miserias. Corrientes 348... Caminito joder como voy a ser argentino si nunca amé las miserias del amor ni siquiera las del sexo.

El amor es todo imaginación tengo una vecina que es machota, encargada en una empresa de instalaciones y montajes. Hecha a discutir con tíos y hacerlos pasar por el aro. Un día me insinué le deje traslucir amores. No se si no lo percibió, tal vez no atendía el rol de hembra. Creo que es eso, luego yo mismo me sorprendía, como es posible que alguien encuentre encantos en ese cardo borriquero.

Volveré a Anna Vila, que me quiere pintar un corazón desierto pampero... Uf Moisés tardó cuarenta años en cruzar un desierto. Eso debe ser aplicar la selección natural a un pueblo. Como pasar un corazón desierto, supongo que las ideas febles deben morir en el empeño.

He vuelto de la viña con barro en los zapatos y olor de otoño en el cuerpo, y ahora tengo que navegar por un desierto.

jueves, 21 de noviembre de 2013

En el espejo de un Dorian Gray



Dicen que en el origen en -El retrato de Dorian Gray- había un reloj en un espejo... donde las horas transcurrían al inverso.

Pero siempre el mito fue igual; inmóvil en el tiempo, hasta retroceder en el. Todos los cuentos contemplan el mismo supuesto, nadie pierde el conocimiento adquirido.

No es posible ser viejo sin tomar razón a la memoria.  No es posible saber dónde se está si no se sabe a dónde se pertenece. Es un mapa mental de la existencia, que cada ser humano dibuja en su pellejo, su huella dactilar su impronta propia.

Pero pensar. No nos es dado cambiar lo hecho, los errores quedan atrás escritos en nuestro libro de la vida. En nuestro pergamino. Nuestro pellejo.

Lo máximo a que aspirar se puede, es a no repetir los desaciertos. Dorian y pasar a otro a la inversa que en el vudú que no enseña el cine el pecado y el dolor de nuestros actos.

El Dorian Gray no es como pretenden un irresponsable con sus actos. No es un político al uso que culpa a la circunstancia de los daños que inflige a su pueblo. Es un ser, como en la novela de Oscar Wilde, un ser abyecto y malo. Un ser, que antepone sus deseos a los otros humanos.

Verdad que visto así... homo homini lupus... la maldad está en el hombre en su entenderse, en ser el prepósito sobre lo ajeno.

Había un cuadro un Dorian Gray en que se veía un espejo y en el, reflejado un reloj. Un reloj que corría al inverso.   Una quimera un sueño, la sucesión de sucesos siempre reclama un vector una flecha del tiempo del acto a la consecuencia. Nunca al inverso.


martes, 19 de noviembre de 2013

Hagan juego...

El casino era enorme, ocupaba todo lo que la vista podía abarcar. Había jugadores en todas las salas, pasillos, corredores y hasta en las terrazas y jardines.
Todos hacían juego, las normas eran claras, solo se podía jugar lo que estaba a la vista. No se aceptaban créditos ni pagarés. El jugador podía apostar resto contra la mesa o contra la banca, la banca nunca perdía su condición de banca. Era la única que podía tomar créditos de otros jugadores. Aunque por regla general, nunca jugaba. Se limitaba a repartir el juego y llevarse un tanto por cien de las ganancias.
El enemigo a batir eran los demás jugadores y sus respectivas fortunas. Es decir sus respectivas rachas de suerte.

Había jugadores de todas las edades, núbiles, provectos y aun aquellos que la senectud aureolaba claramente de decrépitos, carcamales. Solían estos últimos tener sus corros cerrados. Los había que visitaban el casino asiduamente desde hacía más de setenta años. Todos tenían en común la mirada fría gris impersonal, como las pupilas con telilla sufusión y cataratas. Vista cansada. Todo un repertorio de patologías propias de la vejez.

Pero allí seguían pidiendo cartas envite tras envite, mano tras mano.
Alguna vez se montaba algún alboroto, pero raramente en sus mesas, eso era cosa de chicos vocingleros, de malos jugadores ventajistas y fulleros.
Estos últimos duraban poco, los tramposos eran expulsados sin contemplación, se rumoreaba que había habido algún caso en que un tramposo había conseguido mantener sus malas artes durante tiempo indefinido. Pero era una leyenda, El Casino que lo sabía todo, negaba cualquier pacto con la trampa, con el cohecho.

Entonces me fijé en mi compañero de mesa era un anciano que podía haber sido un hombre respetable en otro tiempo. Ahora pálido, demacrado, mal vestido, no era ni la imagen de un Petronio ni tampoco daba la impresión de un prócer. Miró sus cartas con su cara seca atarazada acercó los naipes a sus ojos buscando un correcto enfoque. Los dejo sobre la mesa y espero su turno para hablar. Voy con mi resto dijo entonces, un rumor sordo agitó a los concurrentes hasta de las mesas próximas se acercaron curiosos.
Se mostraron las jugadas, poco a poco. Yo había pasado el anciano destapó su combinación cuatro ases y un rey ¡Difícil de superar! Así fue había ganado el viejo temblaba con la emoción contenida.
Ganador ¡ganador por una vez! Ahora que su resto era casi nulo, diez óbolos. Si al menos hubiera en sus tiempos mozos. Se levantó de la mesa diciendo. Me retiro, nunca antes había tenido una jugada así.
Es tan tarde... todos sonrieron, la banca anunció otra mano, esperaban una sentencia una frase. La banca dijo a mi no me miren yo soy la vida doy las cartas como vienen. Hay quien para echar un resto espera toda la existencia, hay quien juega la vida por la vida. Pero yo no hago nada especial, solo reparto cartas el apostar o no es cosa suya.
¡Hagan juego señores hagan juego!

domingo, 17 de noviembre de 2013

La Dueña de Retrete



Érase una dueña de retrete, que feliz con los gajes de su cargo. Decidió ahorrar poquito a poco utilidades de su trabajo.

Fijarse que digo dueña de retrete, nunca dueña de tafanario. Pero es así, que si, que si, que a poco se confunde retirarse, con el estar cagando.  Y es que los grandes de la tierra aquellos que disponen de retrete y hasta de dueña, en sus retiros, en soledad, parece siempre que la estén cagando.

Pues bien ahorró y ahorró la dama y también lo hizo que en menos de un año tenía la crema imagen del poder, cagando. Entonces que hizo la traidora puso en internet un gran anuncio

¡CURAMOS EN UNA SOLA SESIÓN ACOMPLEJADOS!

El cómo es sencillo, imagine usted al jefe de gobierno con los pantalones bajos. Y porque no a la alcaldesa la diputada y la teniente-alcalde con las bragas a la altura del tobillo y apretando.

Murió la dueña de retrete y dejo como herencia un legado por eso en Cataluña se venden desde entonces en ferias navideñas figuras de esas te pillé cagando.

Pero si son políticos los que su imagen prestan, al prosaico ninot  bragas abajo, mejor fuera ponerlos en la cara del Tió y correrlos todos a escobazos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Amor a primera vista. Cuento para adultos.



Ella me miraba desde el fondo del establecimiento. Yo sentía un placer morboso en mirar, pero me invadía la vergüenza.  Era una adolescente, bueno vestía como tal. Recuerdo su pelo basto como de niña que aun no ha descubierto el poder afrodisiaco de un champú suavizante.
Me gustó su boca fruncida en un mohín, sus labios muy rojos y unas mejillas con algo de colorete mal puesto. Parecía no conocer los secretos de la borla, del fijador, sus ojos grandotes algo vacunos, me miraban reflejando lo provocador de sus labios, no sin cierto aire de duda.
Recuerdo haber cambiado discretamente mi posición para contemplarla mejor. Hasta fingí leer un artículo, supuestamente serio, sobre la política fiscal en la futura Cataluña comparada con la hacienda Macedonia. Todo puta mentira, ni entendía yo de política fiscal macedonia ni me importaba un carajo la matemática econométrica de Mas-Colell. Pero yo pensaba que... bueno era la forma de deslumbrar a una chiquilla que parecía decirme enséñame la vida.
Recuerdo su faldita escocesa su calcetines blancos y cortos y unos zapatitos de medio tacón. una medias rotas, una blusa de uniforme con manchas de "boli", y ese aire general de Lolita haciendo novillos. Al final me detuve en su mirada, esos ojos negros de becerra  extraviada.
¡Era más de lo que podía soportar! Hablé con el dependiente, fueron dos palabras a las que no presté mucha atención saqué la visa y maquinalmente firmé unas hojas. Listo.
Más tarde, ya en mi casa, cuando me reponía del primer revolcón amoroso. Sonó el teléfono, ¡Miserable bastardo! ¿Quieres abrir la puerta de casa de una puta vez? Llevo diez minutos esperando fuera. Sin saber bien lo que hacía abrí allí estaba correosa, fibrada, con unas Ray Ban de agente del orden y su uniforme de cuero. Llevaba una fusta en la mano. Me empujó hacia el interior, de nada me valió aducir intimidad o intentarme oponer sus mano derecha hizo presa en mi cuello. Casi en vilo recorrí el pasillo, fui arrojado sin contemplaciones sobre la cama, allí entre las sábanas aun estaba ella. Mi lolita mi crimen. Oí gritos me llamaban cerdo pederasta y no se que cosas más. No comprendía mucho lo que sucedía, al final ya con las manos esposadas a la espalda y en un vergonzoso decúbito prono, mientras sentía la fusta zumbar sobre mis nalgas, mis ojos se fijaron en una copia del contrato factura que había comprado. Decía Los Placeres de Sade primer centro europeo de muñecas hinchables con "suegra"  oferta especial. Muñeca lolita y dos tratamientos de disciplina inglesa, por el increíble precio de... No pude leer más un fustazo en mis nalgas me hizo ver las estrellas. Traté de explicar que era un error... no sirvió de nada...
Pederasta cabronazo nenaza...
Vivir para ver.