jueves, 2 de julio de 2015

Mirobrigenses



Puerta en calle de doble dirección.

Pasa lenta la tarde ultima de estancia en Ciudad Rodrigo, poco queda ya por ver y mucho que mirar, y admirar.
Por la mañana visita a la oficina de Correos. Instalada en la Casa de los Vázquez, con impresionante techo de madera. No se puede visitar a gusto un amable cartel recuerda que el espacio es solo accesible a los usuarios. Una pena, el mejor techo está dentro de la sala de oficinas, muy difícil acceder, además solo está abierto en horas de oficina.

El cielo aun amenaza.
El tiempo no acompaña aunque aclara, han sido dos días de junio fríos y lluviosos. Un paseo por el adarve y las defensas de la muralla. La construcción de la urbe tenía por objeto dificultar el acceso, lo propio de una ciudad fortaleza. Hoy aún se entra por portones seculares, difícil circular por sus calles estrechas, mas difícil si de manera aleatoria se corta la plaza mayor. Para pasar a la otra mitad de la población hay que salir de la muralla y acceder por otra puerta. Recordaremos con alegría al ya ex-alcalde del PP y a su santísima madre, por no publicar las direcciones de las calles y hacerlas llegar a los GPS.
También aquí llegaron los inventores de la mesa, esos de los que uno duda sean capaces de freír un huevo pero capaces de vendernos un carpaccio acevichado o un miniburger de vegana con humus de garbanzo.
Pregunto yo ¿El humus no es garbanzo en árabe? A que viene la redundancia es equivalente a decir lomo de cerdo cerdo. Por otra parte que pecado ha cometido el de Fuentesáuco o el Pedrosillano de La Armunia, Quintana de Raneros o el Burgo Ranero. Lugares del camino Jacobeo de legumbres de acreditada fama. Para que me los quieran vender en puré con limón y tahina una salsa puré de sésamo. ¡Po dio po dio! Si la legumbre castellana le basta con el cerdo.
Pero bien tendremos que dejar a los mirobrigenses sentirse inventores, aunque entre nosotros, ¡qué necesidad tendrán! de fingir que no tienen materias primas como cualquier otro restaurador moderno. Mucho más moderno que cocinero por supuesto.
Y constato, no sin alarma, que aquellas cocinas de convento de lego que desgrana padrenuestros mientras bulle la olla y nace el potaje milagroso. Aquel que permite entonar un aleluya y dos glorias sobre lo que solo eran padrenuestros, está siendo sustituido por una especie de profesor Franz de Copenhague en que predomina lo parafernal, me explico, lo que es patrimonio de la cocina y poco del manjar, del producto nativo que en esos también la industria ha hecho su daño produciendo productos D.O. De medio pelo.
Mañana Portugal Aveiro la Venecia portuguesa o al menos eso dicen.

miércoles, 1 de julio de 2015

La Alberca otra vez.



Otra vez camino de La Alberca, ayer mis ilusiones se estrellaron, había en el aire, y no lo soñé, un aroma a judías, legumbre primigenia. Garbanzo lenteja y judía castellanas. Gregoriano de fogón, alquimia de refitolero. Condumio conventual, hogaza de pan blanco... aceite... gran yantar y el alma mira al cielo.
Pues que no, que nones, que el olor de judías no venía de ningún restaurante. El olor llegaba de la cocina de una residencia de ancianos...

Yo había repasado por la noche aquello de los ritos del noviazgo y la forma de celebrar la boda y el bodijo... protocolos ancestrales tal vez hebreos o quizá morunos. Tampoco ajenos al otras regiones de España.

Pero lo que me impresionó en La Alberca fue el entierro, suelen los albecanos pertenecer a una cofradía, la muerte de un cofrade, se anuncia con las campanas de la torre y los toques por su número indican la filiación del fallecido.

Llegó el furgón a la puerta de la iglesia, mejor dicho a las escaleras que se extienden a su pie. Fue sacado el ataúd subido a hombros de cofrades vestidos todos con severa capa castellana. Responso y miserere. Dejamos la función los muertos entierran a sus muertos, tal vez la frase mas oscura del evangelio.

Paseo tiendas artesanía, polainas botos camperos, sombreros. Descubro en el arte charro el secreto que culmina mi novela. Es curioso lo he tenido delante de la vista todo el tiempo, ahora lo veo es la clave que cierra el arco. Es el arcano antiguo la ciencia de los rosetones; el gótico saber secreto.

El funeral termina, los cofrades cargan el ataúd y enfilan la calle principal plaza mayor hasta la salida del pueblo. El féretro los dolientes con capa, el cura con la cruz, los acólitos y un coro de mujeres que reza. Los comercios cierran las puertas y apagan sus luces al paso del entierro. ¿Respeto? ¿Atavismo? Quien sabe impresiona es un adiós, quizá un hasta luego. Responso y miserere. En las afueras espera el furgón fúnebre de allí al cementerio igual que otro entierro. Dicen que serán cofrades los que pongan sobre él la primera palada de tierra, humus al humus polvo al polvo, muertos a los muertos.

Volvemos, aun nos da tiempo de ver un grupo de verracos que crían a la montanera. Es el ciclo de la vida humus encina bellota cerdo -excelente jamón- y otra vez estiércol. Stercus cuique suum bene olet, si si es cierto. Integramos una cierta putrefacción en nuestro ciclo alimenticio.

Repaso la lista de precios, lomitos de presa, jamón, chorizo, salchichón. Ya tengo proveedor; me hará envíos a Barcelona. También Judías lentejas garbanzos quien dijo que el turismo es solo ver museos.

martes, 30 de junio de 2015

El Marqués de Pedohermoso



Era un hombre enjuto solo en carnes.

Locuaz en la palabra,

benevolente en la cata de mostos

y largo en su trasiego.

Vamos que bebía como un bocoy

y todo sin descomponer el ademán,

con la elegancia crónica de un borracho egregio.

Lo llamaban el marqués,

y hasta tenía marca

ya que nunca tuvo propiedad ni feudo.



Así me lo presentaron una noche

de copas largas, vinos viejos

y bujarrones de abolengo.

Me lo presentaron como el Marques

el marques de Pedohermoso,

sin que ni presentador ni presentado

hiciesen el menor comentario

o gesto de extrañeza.

Mucho tiempo después me enteré

que pedohermoso era el sobrenombre

de la suave intoxicación etílica

en la que parecía residir

de manera permanente su cabeza.

Habla el marques en el fondo de la tasca,

acodado en la barra,

con la sabiduría de un Séneca.

Habla de política,

con la lucidez que le aporta el Valdepeñas

y ensarta en su discurso dos chufletas,

piropo pretendido, a una gachí

que busca con afanes la retreta.

Piropo, Jerez dulce, Oporto,

Málaga o quitapenas.

Requiebro vano

que el morapio quiebra.



Este es el marqués de pedohermoso,

hecho a requebrar hembras ajenas,

hembras de relumbrón,

veteranos retablos de un mecenas.


Raramente lo verás tomar güisqui o ginebra,
nunca vodka o cualquier pamplina de esas.

A él le sobra y le basta el Valdepeñas.


lunes, 29 de junio de 2015

Varufakis y el diálogo imposible


Vuelvo en horas de debacle. O por lo menos eso se escenifica. La ruptura griega.
Las Bolsas tienen hoy una bajada de tensión capaz de dejar cataléptico a un consejo de administración de un banco y acongojados a todos sus accionistas.
Bueno los cronistas dicen que ante el miedo a que la crisis griega se extienda en las bolsas predominan las ventas.
Y el mercado de valores nos tiene acostumbrados a interpretar que las bajadas en el mercado son veneno para el sistema.
Por otra parte la prensa habla de posible ruptura, de ruptura y de abandono de Grecia de la unión monetaria.
Probablemente es tan falso lo de ruptura como lo era el principio de acuerdo.
En primer lugar hay que pensar que ni ha existido el diálogo ni ha existido negociación. Lo primero que es necesario reconocer es que Varufakis y la troika hablan leguas distintas. Y no es porque Varufakis no hable un correcto inglés. Ni porque la comunidad no hable griego. Lo que sucede es que la troika solo habla en lenguaje financiero y los griegos hablan en un lenguaje social en lengua del pueblo.
Unos hablan en PIB y tantos por ciento los otros de salarios pensiones y vida digna. ¡Así no hay dialogo!
De nada vale decir, como quiere contarnos Rajoy, que estamos creciendo cuando la realidad es, que no puede pagar la extra del 2012 a los funcionarios.
La Comunidad a admitido socios a los que dio abundante crédito para que se lo gasten en maquinaria tecnología y armamento del norte.
La Comunidad a visto bien incorporar todos aquellos países que un día fueron satélites de Rusia. Porque pensando en alemán son clientes potenciales de su industria. Hasta que a Putin se le han hinchado las narices, y ha empezado su ofensiva. Que La Comunidad recorta e inmoviliza, el bloquea la importación de fruta y verdura procedente del sur (de España). Y me pegunto yo ¿Qué culpa tendrá el huertano mediterráneo? O hasta el macro-productor de Almería para tener que pagar con sus ventas las aficiones expansionistas del norte.
Y en eso estamos, en percibir claramente que la idea de comunidad esta muy lejos de la de super-nación que quieren ofrecernos. En primer lugar hay unos individuos que solo hablan de intereses y crecimiento y otros con razón o sin ella lo hacen de la vida digna y el estado de bienestar.
Yo me alineo de momento con los segundos de nada valen las finanzas los intereses y los créditos si no sirven para mejorar la vida de TODOS

miércoles, 3 de junio de 2015

Abelardo y su banana trucker.


Tenía yo un amigo llamado Abelardo, si si A-be-lar-do como el célebre “Golia” monje. El amo de la lógica medieval, amante de Eloísa, creo que ustedes ya recuerdan.

Pero mi Abelardo no tenía nada de lógico ni nada de monje. Había quien lo tenía por gay, pero él afrontaba las insinuaciones con una presentación de su realidad, que desanimaba a cualquiera.
A ver, yo tengo una amante. Es público y notorio ¿por qué? Entonces me etiquetáis de gay.
¿Qué os importará si esa amante es camionera?
¿Es acaso? Que una mujer que huela ferodo caliente, con aceite de cárter en las manos ¿no es sexy? ¡Tiene eso alguna connotación excluyente!

¿Porqué? Si una tía encuentra más excitante una palanca de cambios o un pedal de embrague que un ángel de Victoria`s Secret no ha de tener su corte de admiradores.
Pero un día... un día estaba esperando en una gasolinera en la cual ella, su amante, solía intercambiar todos los días de camión.
Me explico, la compañía de transportes para la que trabajaba su amante, cubría ruta Madrid Barcelona, con dos camiones que por comodidad para las choferesas -que diría Camilo J. Cela- y ahorro de la empresa intercambiaban sus vehículos en la provincia de Zaragoza, de tal manera que las dos podían terminar su jornada laboral en su lugar de residencia ahorrando a la empresa una pasta en dietas y gastos de alojamiento.
Pues bien un día que Abelardo se había acercado a Zaragoza con la idea de volver a Barcelona como polizón en la cabina de su amiga, asistió a un espectáculo que lo dejo perplejo y cariacontecido.
Y es que pudo ver como una de las camareras de la cafetería aneja a la estación de servicio, regalaba a su amiga y a la compañera de esta sendas y hermosas bananas. Entonces todo su mundo se derrumbó, toda su estructura lógica colapsó.
Porque él podía admitir que su amante tuviera un empleo de macho, podía comprender que ella se ganara la vida y muy bien por cierto llevando una mano en el volante y otra en la palanca de cambios, podía transigir con su olor a aceite lubricante y hasta encontrar excitante la justa higiene de una cabina de camión. Pero de eso al triangulo de las bananas... no eso no aquello era superior a su formación escolástica, ¿quién podía hacer un silogismo con un plátano dildo? ¿Eh quién?