Hoy
he ido de busca por los herbolarios de la zona en que vivo.
Estaba
interesado en ver las distintas presentaciones de la garcinia.
Ese
milagro de las dietas de adelgazamiento.
Entre la red y las tiendas
tradicionales he encontrado su buena docena de productos, todos con
el mismo principio activo, HCA (ácido hidroxicítrico) contenido en
la cáscara seca de la Garcinia Cambogia.
He
podido constatar que el producto funciona muy bien, un farmacéutico o
un bioquímico no hubieran acertado con una formulación de tan
excelentes propiedades.
De
la Garcinia hay suficiente literatura en la red como para que yo
hable aquí de ella.
Lo que si me ha llamado la atención ha sido las
nuevas tiendas de heboristería. Muchas de ellas son franquicias
montadas para la venta de elaboraciones de un solo laboratorio.
Parece
que aquello del pastor, o del payés experto; que cogía las hierbas
silvestres del monte, en su punto y sazón. Algunas siempre bajo el
influjo de la luna llena y nunca en noche sin luna, parece que
pasó a la historia.
Hoy
los cestos de hierba seca que solo un experto identificaba, y que
manos sabias mezclaban para hacer infusiones o tinturas está pasado
de moda.
Las tiendas también ofrecen cosmética natural, flores de
bach, terapia reiki, medicina ayurvédica, tibetana, o china.
Relajación y cultura. Vamos que entra uno a por un poco de cáscara
sagrada, por aquello de limpiar el colon, y si se descuida sala con
un billete para un viaje a Nepal.
¡No lo creéis? No hay que más
que preguntarle a oráculo Google y veréis los resultados.
Los
buscadores se han hecho la herramienta de venta mas versátil. Tanto
si buscas regaliz como mojama de canguro el amigo Go te lleva allá
donde se encuentre.
Por cierto sabías que en Catalunya hay un
restaurante que sirve huevos fritos de avestruz, con... bueno chorizo
aquí también nos sobra.
Por
cierto que en una de las tiendas “hi havia un per on” negroide y
brasileño que hacía dudar al mas recto de los heterosexuales.
Abundoso en todo, y con un candongo...
Y
para poco más dio la escapada matutina, quemar unas calorías,
contar sin candonguear que para ciertas venturas mejor dejarlas
pasar...