Ayer descubría la falacia, es
decir la creencia impuesta por los gobiernos, de la sanidad preventiva que no es
lo mismo aunque se parezca, que la prevención sanitaria.
Lo matizaré, en el segundo caso,
se trata de prever los riesgos que sobre la calidad de vida tiene una sociedad.
Y dirigir los usos y costumbres de las gentes en el sentido de reducirlos.
El primer caso, que limita
siempre en la inmoralidad, es por el contrario centrar todos los esfuerzos en
medicar a la nación, algo que podríamos llamar pastillocracia.
En el fondo, todo tiene su origen
en una concepción anómala de la economía.
Una definición clásica de economía -que alguna
vez me han propuesto y que he tenido que acatar-. <Quien manda, manda>.
Es esa que dice que:
Economía es la ciencia
que trata de la aplicación de recursos escasos a necesidades innumerables. Hay
variantes de esa definición, algunas simplemente añaden términos matemáticos a
la segunda parte del enunciado; hablan de progresiones matemáticas y
geométricas para definir los conceptos de recursos y necesidades.
Luego están los que huyendo de
estos simplismos econométricos (matemáticos) retocan la definición diciendo que
la economía es el arte en lugar de una ciencia...
Pero es obvio que todas las
definiciones economicoides mienten. La realidad es que la tierra produce bienes
en cantidad suficiente para soportar una población humana que calificaré como
de tamaño notable.
En realidad lo que la tierra no soporta es las diferencias
en el reparto. Porque dejado así a la buena del hombre, para que un africano por
ejemplo, alcanzase el nivel de riqueza que podíamos llamar de subsistencia digna,
es menester que haya X ciudadanos del primer mundo instalados en el derroche.
Esta nación que habito, tanto la
patria como "la terreta" ha sido dirigida por imbéciles mangantes que
solo piensan en el crecimiento económico es decir en el crecimiento del PIB.
Nunca en su justo reparto. Por
eso las crisis económicas siempre tendrán el mismo signo falta de dinero. "Ese
dinero es mío, y yo quiero repartir. Mi dinero, mi dinero... (recuerdan al avaro de Molière) es decir yo quiero repartir
aquella parte de endeudamiento que el crecimiento del PIB me autoriza.
Creo que los catalanes, pueblo
caracterizado por que existe al menos un 1% de la población, a los que
no solo podríamos llamar inteligentes, los podríamos llamar sagaces. Caerá
pronto en la cuenta de que el nacionalismo excluyente de los coprolitos que nos
gobiernan, solo es el sistema garantizado de instaurar la crisis cíclica. Otra
cosa es que tengan lucidez para implantar el remedio.
Si no es así pronto podremos oír
eso de ¡Ah si Catalunya! Esa nación de gentes tan pobres que solo tenían dinero.
Dinero impuestos y el 4%.
Buenos días a los más despiertos
el resto seguid durmiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario