Me llaman del Banco, una voz muy
amable me informa que mi saldo es muy bajo.
Me invitan amablemente a reponer
fondos, me resisto un poco ahora no me viene bien.
La misma voz me dice que si no
repongo fondos no podrán operar. Sigo
resistiéndome, pero la señorita sigue argumentando, que si esto que si
lo otro... que mi aportación puede beneficiar a muchos... y que ese beneficio
también recae sobre mí.
Mentalmente, evoco el día en que
abrí mi cuenta, aquella señorita de voz sensual me vendía la obra social tan
inmensa con la que me asociaba.
Luego las oficinas de la entidad,
frías asépticas impersonales, me asignaron una asesora personal. Morena ojos
rasgados y piel tersa con brillos de nácar un bomboón, recuerdo que el día
aquel me estaba esperando sonriente, no dejo de dirigirme una mirada dulce
durante toda la firma de documentos. Me aseguraban, el mejor secreto bancario,
y un trato preferente.
En fin, que firmé, aun recuerdo el
rumor de el roce de sus ropas, el olor del cabello. Todo evocador de...
En fin había aceptado, me acompañó
a un despechito interior, había un sillón mullido, una pantalla de ordenador, y
a mi derecha una especie de ventanilla. Encendió la pantalla ante mí una lista
de canales porno. Abrió la ventanilla y sacó un pequeño recipiente, cuando
termine usted me dijo; deje el recipiente aquí, al cerrar la ventana pasa
automáticamente al laboratorio. Yo me quede solo con el recipiente y la jovencita de
la pantalla usando un dildo... lentamente me desabroche el pantalón... en fin
había que cumplir había firmado como donante de semen.
Pero ahora conociendo alguna
hembra que dice haber usado semen de donante para su embarazo. Me da repelús.
Como voy yo a dejar mi esperma para fecundar a una mujer que se dedica a la
política... Creo que me daré de baja del banco de semen.
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