martes, 29 de octubre de 2013

La Porculatio



Me dicen que la porculatio está en marcha, durará Dios mediante hasta febrero. Tal vez si este año el frio llega tarde iré a celebrar alguna fiesta.

Recuerdo mi primera vez, la montaña amanecía cubierta de un fino cobertor de niebla, las encinas y los alcornoques habían tapizado el suelo con sus hojas y a pesar de todo aun mantenían su follaje verde oscuro. Me interesaban sobre todo las primeras. Pero así y todo el cuadro de verdes y ocres me retrotraía a una imagen ideal del territorio.

Porculatio, cuanto saber encierra la palabra. Imagino los gañanes de la Lusitania aquellos amigos de Viriato los compañeros de Pizarro. Hombres todos rudos como la tierra que los mantiene. El encinar que también fue templo al aire libre, según los druidas es el árbol que canaliza la energía que permite la transformación. Curioso pastores metidos a conquistadores a generales. Pastores que serán objeto de un magnicidio. Y sin embargo la porculatio es latín cosa de frailes, aunque bien mirado de frailes legos un latín bajo como el que deberían usar los legionarios romanos.

En fin este año me parecen lejanas las dehesas extremeñas, me acercaré como mucho a Graus también fue zona conventual. Y probablemente debamos a ellos a los frailes y a los cerdos, el conocer el otro fruto del encinar; la tuber melanosporum, tambien latín, la joya de los homgos, la trufa, esa simbiosis de hongo y encina.

Ensueño el paisaje agreste, el encinar y el alcornocal. Jamón trufas y buen corcho para el vino. ¿Quién da más? Y se me olvidaba gentes bravas y ascéticas como los frailes como los cillereros que apuntaban en sus cuentas porcus in latitudine. Y luego con mayor sencillez la contracción que casi llega a anagrama porcu-latitudine porculatio. ¿Jamón ibérico y trufas quien da más?

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