domingo, 6 de abril de 2014

No es un juego. Es tu reto

Atardecía con el lento discurrir de un día de mayo, cuando el sol, se entretiene en la linde de la tierra, como esos niños mal criados, que nunca encuentran hora para echarse. Es él el sol que juega a alargar sus horas hasta el solsticio. Haciéndose remolón en el contraluz rojizo.

Pero ya vale de entretener tu mirada mental, en un paisaje que solo tu habitas en tus adentros. A los que escribimos, nos es dado crear espacios en la mente de otros para que los usen para que los habiten.

Ahora ejercitarás el oído, y mientras borras ese aire de pastoral oyes, el tintineo de las esquilas del rebaño. El ganado invade poco a poco toda tu atención.

Bien, si las reglas son ciertas ya te tengo donde deseo; en al la orilla del arroyo en una tarde del fin de primavera, mientras miras como un rebaño acude a calmar la sed, ahítas de pasto seco.

¿Ya has llegado? ¿tienes creado tu escenario conforme a mi deseo? Pues bien escucha, hay algo más en tu percepción. Desde que oíste por primera vez al viejo de la montaña has desarrollado nuevas facultades. No, no es eso exacto, desde tu última estancia de unos días con el viejo de la montaña, has aprendido a leer cosas que antes te pasaban desapercibidas. Ahora pones en el centro de tu atención toda la información de tus sentidos. Y ahora sabes que el campaneo de las esquilas no es igual, hoy es pausado monótono, el faltan arpegios esa aceleración súbita de campanilleos que se producía de vez en cuando, precedido de un trote y seguido de una nube de polvo. Eso es, ahora lo sabes falta el perro, el perro que con sus carreras sus ladridos y algún que otro mordisco va conformando el paso del rebaño.

Ves al pastor, se desgañita gritando, lanza piedras y su cayado para aturar el hato. Poco más tarde el te lo cuenta, he matado al perro.

Lo tuve que hacer, le salió el alma de lobo que llevaba dentro. Mordía a las ovejas por placer, sin sentido, era malo he tenido que matarlo.

¿Y como sabías que era lobero?

¡Ah! lo delató su forma de beber, el perro chapotea en el agua cuando bebe, hace ruido no le importa, el lobo más taimado, lo hace con todo el hocico dentro del agua. Sin ruido... su instinto le obliga a no delatarse nunca.

Y ahora que harás

¿Sin Perro?

No, ¿qué harás tu lector? Ahora que sabes que puedes analizar tus perceptos, y saber que falta el perro antes de que te lo cuenten. Ahora que te dicen que en tu entorno hay perros lobunos que harás con ellos.

No crees que es el momento de...


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