domingo, 1 de mayo de 2011

Acid test (Graforismos )

En la linea de Mª Teresa Lizcano he ido dejando "graforismos" acidos. El test Acido de tesorería es una herramienta de análisis de balances para medir la solvencia financiera de la empresa.

Con ese espíritu inicio este grupo de aportes al blog. Cuando ese test chirría es que hay algo que no va. Me limito a constatar situaciones extrañas. En algunos me ha parecido necesario explicar el marco donde se encuentran. Las consecuencias las dejo para que las saque el lector.

Nobel en economía, especializado en en quimeras, se ofrece para ministro de territorio autonómico con aspiraciones independentistas.

[Myron S. Scholes Robert C. Merton recibieron en 1977 el Nobel de Economía. El trabajo era un estudio sobre el valor de las opciones. Con esos parámetros se crearon empresas y mercados de futuros el sistema produjo uno de los cracks de bolsa mas sonados del ultimo siglo. La cuestión es si un economista es capaz de ponderar y analizar todas las variantes económicas que intervienen en los mercados. Se han preguntado estos independentistas lo que dejaría de ingresar el Barça por perderse la liga española, pues como eso todos los modelos económicos que proponen deben revisarse.]

Nos ha remolachao el condestable con la bronca a los que ganan dinero. Sera que el conde tiene mala experiencia con los usureros...

[Me llegó un comentario en Facebook sobre el lucro de determinadas empresas. Parece que esta mal que la empresa gane dinero, es incluso inmoral perooo eso lo firma alguien que su capital proviene de la herencia]

Era tan superficial como Google y tan extenso como la red. Era un lugar de citas comunes que vino a sustituir la esencia del ser, del saber.

¡Oh el Google cuantas opiniones necias genera! Que inmenso poder lo que no está en le no existe. Cuantos dictadores hubieran dado su alma.

¡Oh el Google cuantas opiniones necias genera! Que inmenso es su poder. Hace que los necios hablen como doctos. Porque lo que no está en Google no existe y lo que esta es para muchos la verdad cuando no pasa de ser una epidermis de la realidad. Cuantos dictadores hubieran dado su alma por tan inmenso poder para manejar opiniones.

Darío

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