domingo, 19 de mayo de 2013

Y más recuedos



Aun no tenía claro como fue, su memoria le huía el momento. Vagamente recordaba que a partir de las violetas en el pedido, había surgido un tierno "jefita" como apelativo.

Era curioso jefa no, pero jefita tenía un algo de ternura que no podía desdeñar y tampoco reprimir.


Paqui suponía que debió ser un jueves, ella algunos jueves, se quitaba una horas de sueño y acudía a la peluquería. Debía ser por tanto un jueves en que ella salía de la pelu cuando al pasar frente a la estación de cercanías lo vio, era Luis.


- Hola


- Hola. Se saludaron, que haces por estos barrios, Luis se sonrojó un poco, y dijo dedico estos días a y buscando donde montar un restaurante. Esa afirmación, tenía para La Paqui un tono amargo, tal vez  una sombra paso por su mirada, de forma que Luis la percibió y en un hábil quiebro añadió.


-Bueno es para mi trabajo fin de curso. Ahora, aun tengo un año de trabajo de escuela y me exigen diseñar toda la mecánica de un negocio de restauración. Sería la misma memoria que debería presentar a un banco o a mis socios financieros. Eso aun son estudios, luego tengo otro en posgrado en el que me gustaría hacer prácticas al algún restaurante francés. Pero eso solo es un sueño.


¿Por qué no me acompaña?  Me gustaría contar con su opinión.


Paqui vacilaba, era un adiós encubierto, lejano en el tiempo, pero cierto. Era pedirle consejo de la forma alejarse de terminar su relación. Relación laboral hasta ese mismo momento. Aceptó el reto viajaron unos kilómetros comprimidos entre la marea humana. En algún momento hubo un roce casual de sus cuerpos, el tren ya se sabe...


Al final llegaron a uno de tantos pueblecitos costeros en que la economía tradicional había sido sustituido por el turismo. Ocio y servicios.


Visitaron el pequeño centro urbano, había que buscar un sitio accesible en automóvil, en un lugar no lejano de los proveedores. Lo suficiente amplio, para tener un comedor espacioso y una cocina digna y un espacio de servicios.


Paqui con buen criterio, le hizo ver lo difícil que era calcular las dimensiones correctas del establecimiento para que sus gastos e impuestos fuesen acorde con la capacidad de generar beneficio.  Poco a poco comenzaron a caminar juntos, a tener una conducta corporal que nunca se hubieran permitido tener en la city en la geografía cotidiana. Y aquí lejos próximamente lejos de ellos. Surgía el rozarse, el tomarse del brazo, el mirarse a los ojos sin pudor y con miedo.


Ella dijo:


-¿Porque te vas? Luis.


El bajó la vista y dijo balbuceando:


- ¡Porque te quiero!


Después la besó, Paqui se retiro asustada por un momento, para entregarse después con toda su pasión, en ese beso tan deseado por ella como prohibido.


Lo recordaba bien, hasta allí todo era claro, ese beso fue el principio el abandono y la entrega todo en uno. Una entrega a un mozalbete del que casi podía ser madre. Pero era así no había más remedio.


Durante muchos años le dio vueltas al recuerdo, era eso un recuerdo en la sombra, una psicoalgia como alguna vez se lo definió un terapeuta, pero eso fue después mucho tiempo después, o eso creía.

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