Atardecía
con el lento discurrir de un día de mayo, cuando el sol, se
entretiene en la linde de la tierra, como esos niños mal criados,
que nunca encuentran hora para echarse. Es él el sol que juega a
alargar sus horas hasta el solsticio. Haciéndose remolón en el
contraluz rojizo.
Pero ya vale
de entretener tu mirada mental, en un paisaje que solo tu habitas en
tus adentros. A los que escribimos, nos es dado crear espacios en la
mente de otros para que los usen para que los habiten.
Ahora
ejercitarás el oído, y mientras borras ese aire de pastoral oyes,
el tintineo de las esquilas del rebaño. El ganado invade poco a poco
toda tu atención.
Bien, si las
reglas son ciertas ya te tengo donde deseo; en al la orilla del
arroyo en una tarde del fin de primavera, mientras miras como un
rebaño acude a calmar la sed, ahítas de pasto seco.
¿Ya has
llegado? ¿tienes creado tu escenario conforme a mi deseo? Pues bien
escucha, hay algo más en tu percepción. Desde que oíste por
primera vez al viejo de la montaña has desarrollado nuevas
facultades. No, no es eso exacto, desde tu última estancia de unos
días con el viejo de la montaña, has aprendido a leer cosas que
antes te pasaban desapercibidas. Ahora pones en el centro de tu
atención toda la información de tus sentidos. Y ahora sabes que el
campaneo de las esquilas no es igual, hoy es pausado monótono, el
faltan arpegios esa aceleración súbita de campanilleos que se
producía de vez en cuando, precedido de un trote y seguido de una
nube de polvo. Eso es, ahora lo sabes falta el perro, el perro que
con sus carreras sus ladridos y algún que otro mordisco va
conformando el paso del rebaño.
Ves al
pastor, se desgañita gritando, lanza piedras y su cayado para aturar
el hato. Poco más tarde el te lo cuenta, he matado al perro.
Lo tuve que
hacer, le salió el alma de lobo que llevaba dentro. Mordía a las
ovejas por placer, sin sentido, era malo he tenido que matarlo.
¿Y como
sabías que era lobero?
¡Ah! lo
delató su forma de beber, el perro chapotea en el agua cuando bebe,
hace ruido no le importa, el lobo más taimado, lo hace con todo el
hocico dentro del agua. Sin ruido... su instinto le obliga a no
delatarse nunca.
Y ahora que
harás
¿Sin Perro?
No, ¿qué
harás tu lector? Ahora que sabes que puedes analizar tus perceptos,
y saber que falta el perro antes de que te lo cuenten. Ahora que te
dicen que en tu entorno hay perros lobunos que harás con ellos.
No crees que
es el momento de...